17/05/201217/05/2012

Llegará un día en que los ciudadanos se irriten y les expulsen del templo de la democracia que es el Parlamento y entonces se reunirán ustedes en nostálgicas asambleas y se dirán entre sollozos ¡Si hubiéramos hecho lo que los ciudadanos querían y no lo que nosotros queríamos que hicieran! Si querían listas abiertas para prescindir de quien de nosotros no les pluguiese, que cobardemente no lo hicimos alegando descontrol en la disciplina partidista y a la vez asegurando nuestros puestos.
Si no hubiéramos mantenido por más tiempo la ficción de una Monarquía elegida democráticamente y se lo hubiésemos consultado al pueblo, en el que decimos que reside la soberanía pero nos carcajeamos.
Si ninguno de nosotros hubiera ocupado dos puestos y tenido dos sueldos, mientras Cruz Roja constata que cientos de miles de ciudadanos no han podido encender la calefacción este año, un aumento muy notable de quienes no pueden comer alimentos con proteínas al menos tres veces por semana.
Si no cobrásemos la pensión máxima con un ridículo mínimo de años, mientras millones de personas la han tenido que sudar un máximo exagerado de años y ni aun así es máxima.
Si ya se admite unánimemente que el despilfarro ha sido enorme, pero ningún despilfarrador está en la cárcel, antes bien, como el señor Camps en Valencia y tantos otros presidentes, gozan de puestos generosamente retribuidos de por vida, amén coche, secretaria, etcétera.
Si los ex presidentes y ex vicepresidentas y cualesquiera ex altos miembros relevantes y jubilados no se hubieran colocado en jugosísimos cargos también eternos.
Si alguno de nosotros hubiera tenido que hacer la cola del paro.
Si algún día nos hubiésemos atrevido a votar por nuestra cuenta lo que pensábamos.
Si no hubiéramos aplaudido como borregos.
Si no nos hubiéramos reído en la fotografías mientras los ciudadanos lloraban.
Si no nos hubiésemos tragado tantos sapos.
Si hubiéramos renunciado a llamarnos Señorías.
Si hubiéramos renunciado a nuestras inmunidades.
Si hubiéramos explicado contundentemente qué hacíamos cuando no estábamos en el Pleno.
Si no hubiéramos mentido tanto.
Si no hubiésemos entendido la democracia como una guerra.

Si no hubiésemos descalificado tanto.
Si no hubiésemos sido tan irrespetuosos.
Si no hubiéramos permitido tantos millones de parados y los hubiésemos asistido con decencia.
Si hubiéramos sido implacables con la corrupción.
Si realmente hubiéramos representado al pueblo.
Si hubiéramos sido justos.
Si hubiésemos sido equitativos.
Si no hubiéramos sido tan soberbios.
Si hubiéramos hablado directamente con los ciudadanos, como se hace en otras democracias.
Si nos hubiésemos asignado como sueldo el salario mínimo interprofesional en tanto se resuelve la crisis, sin que nos hubiese importado que nos acusaran de populismo barato, pero hubiésemos conseguido que miles y miles de profesores interinos, como nosotros, no fuesen despedidos.
Si hubiésemos permitido que los ciudadanos tuviesen una participación más activa y asidua en las decisiones políticas importantes, no limitándolos a votar cada cuatro años, y haciendo que los referéndums no sean algo excepcional.
Si hubiéramos metido en cintura a los banqueros y no hubiéramos sido conniventes.
Y en fin, si hubiéramos hecho todo lo que podíamos.
Y tantos agravios más que seguramente los lectores recordarán y desearán manifestar.
Ahora no estaríamos en el paro y el escarnio y buscándonos el futuro con una cacerola en la mano, la cacerola de la culpa.

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Gota de la INSACIABILIDAD: La Patronal pide otra reforma de las pensiones para evitar la quiebra del sistema. Plantean cambiar los métodos de cálculo. O sea, rebajarlas.