Puntadas sin hilo

Tribunal Popular

¡Santo Cielo, lo que sería este país si un tribunal popular fuera el que impartiese justicia con libertad completa para enjuiciar los delitos que estimase pertinente, a los ciudadanos que considerase responsables, y con las penas a imponer que creyese justas y convenientes! Su justicia sería radicalmente distinta a la establecida. Y muchísimo más dura. Y con unos imputados y condenados sorprendentemente masivos. Con la cadena perpetua como estrella, solamente revisable si se devolviese hasta el último euro en los asuntos, preferentes, relativos a la delincuencia económica. Y con la revocación y destitución de cargos a granel. Las pruebas serían menos garantistas, y las duraciones o dilaciones de la celebración de los juicios muchísimo más breves.
Sin que ello quisiera decir que el pueblo se había decantado por la revolución violenta, sino por una justicia menos anquilosada, clasista e inextricable. Es decir, sería la justicia con jurado llevada a su plenitud, sin restricciones, sin bozal. Porque ¿cuál es la causa de que un jurado popular no pueda decidir sobre todo tipo de delitos?, ¿por qué no puede ser el jurado popular quien imponga la pena, con un Código legislado que le diera amplitud en la interpretación?, ¿por qué docenas y docenas de recursos y retrasos? El sentido común, y social, estarían por encima de la opacidad y la confusión legislativa. ¿La democracia no es sentido común?
¿Qué materias y conductas serían objeto de la actuación del Tribunal Popular? El problema sería que el tribunal quisiera y decidiera enjuiciar conductas éticas o simplemente disparatadas o rechazables por el sentimiento ciudadano.
Si en Los miserables de Víctor Hugo se recogía el hecho real de alguien que era condenado a 20 años de prisión y ser convicto de por vida por haber robado un trozo de pan, y por mucho que desde entonces haya evolucionado la Humanidad, ¿qué condena habría que ponerle a un ejecutivo de una Caja de Ahorros que se organizó para llevarse varios millones en indemnizaciones y pensiones, podría y debería enjuiciar a los consejeros que se concedieron a sí mismos sustanciosos préstamos al 0% de interés mientras desahucian, con los antidisturbios al frente, al hipotecado que no puede pagar su vivienda?, ¿podría enjuiciar y perdonaría el tribunal a quien amnistiara a defraudadores, qué pena les impondría?, ¿podría enjuiciar y penar a quien retira de golpe 456 medicamentos del mercado, a gerentes de sanidad desfalcadores, a inauguradores de aeropuertos sin aviones?, ¿y a quienes viajan a la Patagonia o a Australia en clase de lujo para dar una conferencia y se niegan a hacer públicos sus gastos como es el Consejo General del Poder Judicial, podría removerlos de sus cargos?, ¿podría enjuiciar a un gobernante reiteradamente mentiroso?, ¿a los miles de cargos públicos con pensiones vitalicias para ellos y sus herederos, como por ejemplo, el Parlamento vasco? ¿Por qué los ciudadanos no pueden ser los jueces de estos hechos, y mil más, aunque tuvieran que trabajar a destajo?

La lista es inagotable. Pero lo que no puede ser es este desvarío, por muy Estado de Derecho que sea en el que vivimos. Este desbarajuste y desmadre que solo los ciudadanos, pacíficamente, podrían arreglar. En su opinión, ¿qué asuntos y personas deberían someterse a juicio por ese hipotético y tal vez imprescindible Tribunal Popular?

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Gota de la PRIMA SIN RIESGO: Izquierda Unida ha presentado en el Parlamento una proposición para limitar la cuantía de la prima que los jugadores de La Roja cobrarán por ganar la Eurocopa, 300.000 euros cada uno más técnicos, y para que tributen en España y no en Polonia.

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Gota de RAJOY A LO PANENKA: Rajoy ha marcado a lo Panenka el penalti de la recapitalización directa de Europa a la Banca. O sea que la pagarán, como siempre y todo, los ciudadanos para que las cuentas del Estado aparenten ser más sólidas de lo que son. El gol subirá al marcador al final del año, pero mientras tanto y a cambio se emplea contra los españoles con más dureza que Pepe contra los delanteros, subirá un porrón el IVA por la tarjeta amarilla que le ha sacado el árbitro Europa, y desde este domingo la electricidad un 4% y el gas un 2,26%, amén de céntimos verdes y todo tipo de tasas y putadas inventadas o por inventar. Los ciudadanos están al límite, como dice Del Bosque de los jugadores de la Selección.

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