Puntadas sin hilo

La gente está desesperada

Pero solo el 30%. El resto está conforme o resignada de buen grado con la política del Gobierno al creer que cualquier otra opción es peor. Y ése es el verdadero problema de la España actual. Además, el 30% está disperso en sus opiniones, y no tiene cauces de expresión para la queja. El Gobierno lo tiene todo bien controlado.

No existe, por tanto, camino para alterar y mejorar la situación dentro del propio sistema, no digamos ya si lo que se pretendiera fuese cambiar, destruir, el sistema, es decir, el capitalismo, que solo algunos ingenuos creen que está agonizante. No se trata de derribar el sistema, sino de que todos puedan disfrutar de él con un mínimo de justicia en la distribución del bienestar, no de que todo el mundo gane lo mismo.

¿Qué hacer, pues, para conseguirlo, y dado que la estructura capitalista no tiene piedad alguna, sin importarle en absoluto que la gente pase hambre o esté en situación de grave precariedad? Pues, en mi opinión, contribuir a que la gente conforme o resignada comprenda el inconsecuente y disparatado plan que el Gobierno está practicando. Es una tarea difícil porque en general los conformistas son inasequibles al desánimo y firmes defensores del empecinamiento y se muestran comprensivos aunque se les esté perjudicando injustamente también a ellos, con unos medios de comunicación enteramente proclives a la situación gubernamental, y con una oposición política parlamentaria lamentable y falta de todo fuste, incapaz por ejemplo de incitar a Italia, Grecia, Portugal, Irlanda y quien quiera agregarse a salir del euro y organizarse ellos, incapaz también y por ejemplo al admitir los 400 euros de prácticamente imposible cobro y no dar un puñetazo cuando el Gobierno dice que los directivos de bancos intervenidos solo podrán cobrar 500.000 euros y chillar ¡cómo 500.000 euros!, si reciben dinero del Estado éste tiene facultad para restringirlo y con 6.000 euros mensuales van que se matan aunque las pasen canutas.

Pero no hay otra. Porque, desgraciadamente o no, la violencia no cabe, y no tanto porque no fuera necesaria, sino porque la capacidad represora del Gobierno es apabullante y demoledora e infinitamente superior a la capacidad de respuesta de los desesperados. Y no dudemos ni un solo segundo de que la utilizarían, la utilizarán. Muestras de ello ya hay. Y no necesitamos mártires, sino éxito. Algo tiene que pasar. Ahora termina el verano, que era la calma que precede a la tormenta, y comprobaremos hasta dónde llega la resistencia del pueblo. Huelgas, manifestaciones, mayos del 68, renovados 15-M, Frentes Cívicos, lo que sea factible. ¿O tal vez somos un pueblo de borregos y almas muertas? Lo que no puede ser es que el Gobierno y los ciudadanos conformes, y sin que tengan la menor intención ni ofrezcan la menor muestra de enmendar la plana y la justicia, sojuzguen y humillen a quienes apenas pueden respirar, es decir, eso que llaman vivir. Mientras algo no ocurra, ¿qué quieren, perpetuar la miseria, creen que se puede resistir tres años y medio así? Yo creo que la desesperación de la gente está en grado 7 en una escala de 0 a 10. Cuando esa desesperación llegue a 9, y el 30% de ciudadanos ‘conformes’ suba cinco o seis puntos, habrá llegado el momento.

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