Puntadas sin hilo

Represores y reprimidos

La Cifu dice, en sus oposiciones a ministra, que conviene modular las manifestaciones, y parece que el Gobierno acepta la sugerencia. De modo que démonos por modulados. Aquí todo se modula. Modulan el Código Penal y ponen la perpetua, modulan los recortes y Europa nos rescata. Ahora parece que nos van a modular las pensiones. Gobernar es modular, en su peor sentido. Los presidentes de las Comunidades autónomas se reunieron para hacer como que debatían, y al final tragaron como corderitos. A Artur Mas ya han empezado a modularlo, y ya solo reclama-suplica algún dinero a cuenta y retrasos en los plazos de pagos. Al PP y al PSOE los van a modular en el País Vasco entre el PNV y Bildu. En Galicia está por ver si Mario Conde se modula a Núñez Feijóo. El ministro Wert afirma que la causa del independentismo catalán estriba en el idioma y la escuela. Cuantas más bobadas dices, menos te modulan. Mou y Ramos siguen enzarzados y modulándose recíprocamente. Es estremecedora y criminal la modulación que se viene haciendo a quienes no pueden pagar la hipoteca de sus pisos por haber perdido su trabajo: 526 desahucios diarios, diarios, cada día de los últimos meses, ante nuestra falta de indignación colectiva, ¿hemos reflexionado, nos hemos dado cuenta de esta cifra?, como ya saben 150.000 personas se presentan para 150 puestos de trabajo, sin saber en qué consiste el trabajo, qué duro es ser cronista del desamparo y del no poder dar ni una buena noticia, los policías se manifiestan y defienden a los antidisturbios en las actuaciones de los últimos días, en lugar de modularlos con severidad, la Iglesia nos sigue modulando a los españoles y no permite que se le rebaje ni un céntimo en los Presupuestos Generales del Estado, en Guipúzcoa gobierna Bildu, que, siguiendo la teoría de Franco pero al contrario, modula a los empresarios obligándoles a presentar sus proyectos exclusivamente en euskera si quieren ser adjudicatarios de alguna obra o licencia, aquí la que de verdad nos modula a todos es Angela Merkel, a pesar de que los españoles trabajamos al año un 20% más de horas que los alemanes según datos oficiales, aquí nos modulan todos los días con la Constitución interpretándola como quieren y les conviene, nos modulan con la angustia que nos hacen soportar, nos modulan con la mentira constante, nos modulan porque ellos son los buenos, fuertes y poderosos, y nosotros los malos, débiles y vencidos. Tendremos que manifestarnos para decirles que están equivocados y es al revés.

Y, como colofón, el Fiscal General del Estado, tan amante de Gary Cooper, también quiere modularnos. Dice ‘dejemos que la gente se reúna y manifieste’, como si nos perdonaran la vida y fueran ellos quienes nos dan permiso para ejercer nuestros derechos constitucionales, y ellos no fueran mandados nuestros.

Y con toda insolencia añade: ‘pero reprimamos a todos aquellos que utilizan esos derechos de libertad de expresión o reunión para socavar los cimientos del Estado de Derecho’, también como si él y ellos fueran los únicos tenedores del significado de un Estado de Derecho. ¿Se refiere a los miles de personas que se manifestaron en España los días 25, 26 y 27 de septiembre? ¿No quieren los ultrarreaccionarios acabar con el Estado de Derecho, no lo quieren los republicanos, no lo quieren los exaltados nacionalistas, y no los reprimen, sino que autorizan sus manifestaciones?

Lo más ofensivo del discurso de este señor es de un lado el tono paternalista, de otro el dogmático, y de otro su integración en el ala más dura del Gobierno que le designó para el cargo.

Siempre interpretan sesgadamente las leyes dadas democráticamente, en contra de los derechos fundamentales de la mayoría de los ciudadanos. Siempre tienen cerradas las espitas para las reclamaciones sociales, amparándose en imaginarios fantasmas de revoluciones. Siempre extienden la culpa de unos supuestos incontrolados, tantas veces infiltrados, a la totalidad de manifestantes.

Esta historia del 25-S se ha convertido, la ha convertido definitivamente el Fiscal General del Estado, en el punto medular de la muerte de la democracia. Creen que con el miedo, la advertencia y la doctrina van a conseguir la paz frente a los rebeldes.

Siempre que llegan al poder se vuelven intolerantes.

La economía puede ser la gasolina, pero la negación arbitraria de derechos esenciales es la cerilla. El señor Torres Dulce la ha lanzado encendida sobre el ansia democrática de los españoles. Lo dicho: tendremos que manifestarnos para decirles que los buenos, fuertes y poderosos somos nosotros.

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