Puntadas sin hilo

Los bancos

Dice mi amigo Perogrullo que los bancos son el corazón de nuestro sistema económico, y puede que tenga razón. Pero el corazón, aparte de ser una fresa amarga, y un cazador solitario, como señaló Carson McCullers, hay veces en que es necesario operarlos, remendarlos y colocarles todo tipo de válvulas para su buen funcionamiento.

Desde que al final de la Primera Guerra Mundial arrebataron la hegemonía del poder a las Iglesias - quienes no obstante mantuvieron su buena parte alícuota -, los bancos se constituyeron en la primera fuerza dominante en el mundo, muy por encima o a la sombra del poder político. No existe nada que no esté dominado directa o indirectamente por los bancos.

Como es lógico, en España ocurrió y ocurre lo mismo; son necesarios, han desvirtuado sus funciones convirtiéndose en oligopolio, guardan estrechas relaciones internacionales, son insensibles socialmente, y gozan de predominio absoluto que ejercen cruelmente y a propósito con los clientes.

Pero el hecho grave, gravísimo, y cierto es que en tanto no se embride a los bancos no se podrá salir de la crisis. España está hipotecada por los bancos. Todo es de los bancos. Mandan. Gobiernan de hecho. Imponen. Hacen y deshacen. Los bancos son la expresión más dura y genuina del capitalismo. Y no tienen alma ni sentimientos. Los bancos son el enemigo. El Ejército ha sido controlado, la Iglesia católica es como el banco del alma y del miedo al supuesto Más Allá. Pero los bancos son la dura, durísima, realidad, rayana en la usura. Son inmunes a todo castigo. No hay Gobierno que se atreva a legislar en su contra. Ahora mismo, con los desahucios, a lo más que se ha llegado es a la limosna y la caridad de posponer sus derechos. Derechos fraudulentos, puesto que la dación en pago, desde el Derecho Romano, es lo único realmente legal, y lo demás, que no sea suficiente y que las vidas de los desahuciados queden hipotecadas a perpetuidad, son añadidos que paulatinamente fueron incorporando por su cuenta en las letras pequeñas de los contratos.

La calamitosa gestión de los bancos debemos pagarla los ciudadanos, no ellos. Sus desmanes y posibles delitos, y los de sus hermanitas pequeñas pero igualmente venenosas las cajas de ahorros, se perderán en el limbo de la asepsia social. Hay que hacerles transfusiones de billones de litros de sangre de euros y se les hacen sin pestañear. Los bancos necesitan ser operados de urgencia y a corazón abierto. Pero los corazones de repuesto deberían ser los de la decencia. Y éstos solo se encontrarían en bancos públicos gestionados con honradez. Un imposible político. Pero sin ello no hay salida ni salvación.

-------------------------

Gota que CONSTATA EL FRACASO DEL 14-N: Según confirma la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el 14-N hubo 1.074 manifestaciones en España. 1.074, gran fracaso. La señora Cifuentes debería volver al jardín de infancia y repasar la tabla de sumar y multiplicar.

Más Noticias