Puntadas sin hilo

Batas blancas no ofenden

Pocas manifestaciones habrán suscitado tanta comprensión, simpatía y apoyo como la celebrada ayer en Madrid por médicos, personal de todas las escalas de la sanidad y ciudadanos particulares, enfermos o no. La gente les aplaudía desde los balcones y los automovilistas bloqueados hacían sonar sus claxon, por una vez no cabreados y animándoles. Hasta la policía estuvo prácticamente ausente, sabedora de que se respetaría el civismo. Madrid se cubrió de blanco contra la ignominia del negocio político de la salud. Estos dirigentes y estos mercaderes no tienen escrúpulos. Venden y traspasan los hospitales como si fueran supermercados o grandes almacenes de productos de consumo. Es la parte más sucia e innoble del capitalismo al precio que sea. Juegan con los enfermos como si fueran muñecos de marionetas. Estos gánsteres trapisondistas simplemente no los respetan.

Cierto que la medicina pública tiene serios problemas de gasto, sostenimiento y deficiente gestión. Pero lo procedente política y humanamente será estudiarlos a fondo y proponer soluciones para corregirlos, pero no, nunca, deshacerse del asunto dando entrada a la voracidad mercantil. Tal vez el gasto es insostenible. Pues habrá que racionalizarlo y adecuarlo a lo necesario. Cierto también que el gasto farmacéutico está sobrepasado de lo deseable y correcto. Pues habrá que reconducirlo, y obligar a las empresas a moderar su codicia, sin ampararse en la disculpa total de la necesidad de la investigación. El gasto en quimioterapia y sida es gravosísimo. Pero imagino que no habrá malnacido que se oponga a ellos, y que además la sanidad privada no cubre.

Cierto que a los ciudadanos se les ha malacostumbrado y para cualquier mínima dolencia los médicos se cubren con todo tipo de pruebas exhaustivas y costosas, en la medicina pública, que no tanto en la privada al menos de forma gratuita, para evitar la responsabilidad civil, cuando no penal, que se ha implantado como moda al uso estadounidense. Cierto que se abusa en acudir al médico y a las urgencias. Cierto que los médicos hacen rueda hacia especialistas numerosos que definan con precisión la dolencia.

Pero cierto también que los médicos y el resto de personal sanitario está retribuido de modo muy normalito. Y, sobre todo, cierto que si usted tiene una dolencia grave o repentina será muchísimo mejor atendido en cualquier hospital público y a cualquier hora y día o noche. Sus cuadros médicos son muchísimo más completos que los de cualquier clínica privada, y los aparatos de que disponen son de ultimísima generación. Y a la hora de la verdad da igual dormir o morir en una habitación individual que compartida.

Este estudio-informe completísimo es necesario, pues, para poder rebatir con la fuerza de la razón y de la ciencia las insidias y acusaciones de políticos y mercaderes. Planteemos una reestructuración seria, antes de la solución fácil, comercial y miserable de la privatización. Cualquier tonto entiende que quien entra en una privatización es para ganar dinero, aunque la prótesis de cadera que le pongan sea de peor calidad.

Por eso las batas blancas de ayer han sido la más lúcida muestra de invitación al diálogo serio, han sido la más hermosa y serena reclamación de la defensa del más sagrado bien, como es la salud, y sin distinciones ideológicas entre los manifestantes. Esas batas blancas sin ofensa han sido hospitales ambulantes, han sido, por mucho que ya lo hayan escrito todos los poetas del mundo, palomas de concordia. Escúchenlas, escúchenles. Antes de las huelgas anunciadas, en las que, no lo duden, los médicos y resto de personal no dejarán de atender a quienes lo precisen. Pero luchando por lo que les hace y nos hace más humanos.

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Gota de la PRESUNCIÓN DE INOCENCIA DE CIU: Si se preguntara en secreto "que levanten la mano los que creen que Convergència i Unió cobró comisiones durante años (El famoso 3%, Liceu, Casinos, ITV...), parte de las cuales se las quedaban los dirigentes, ¿qué tanto por ciento de españoles la levantarían, y qué tanto por ciento de catalanes?

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