Puntadas sin hilo

Glorias pasadas

Una simpleza: el pasado es el que es y ha sido, por mucho que se le critique para alterarlos, despreciarlo o ensalzarlo.

Felipe González y el PSOE fueron un revulsivo en el desarrollo democrático de España, con sus importantísimas aportaciones positivas en la preocupación social, la libertad, y la lucha contra los sentimientos reaccionarios yacentes. Y con las cargas negativas de la corrupción sobrevenida, el terrorismo de Estado, y la vanidad de creerse insustituibles. Pero incuestionablemente, con un socialismo desmochado, España se modernizó y mejoró, y nos convertimos un país más en el mundo de las democracias. En tal sentido, gratitud, pero no homenaje, que puede resultar y resulta ridículo y grotesco en el desfile de juguetes rotos pasados y actuales.

Luego vino la derecha dura que, en consagración del liberalismo, forzó las bases económicas para un resurgir provisional y engañoso, origen del desastre posterior de nuestra economía de únicamente ladrillo y turismo.

Inesperadamente volvió el socialismo, como consecuencia de las mentiras y adscripciones bélicas de la derecha, pero ya fue un socialismo enteramente afeitado, que se integró en lo neoliberal, alejándose de los sueños y querencias de los ciudadanos progresistas que hasta entonces lo habían seguido, y del que renegaron para dar paso nuevamente a la derecha actual, frente a la que el PSOE ni está ni se le espera, hundido en la traición, la autocomplacencia y egoísmo de sus dirigentes, y la conjunción ideológica con la derecha nacional y europea, con matices insuficientes para diferenciarse y redimirse.

El PSOE ha pasado a ser una reliquia, y Felipe González en su homenaje no debería regodearse en su gloria, sino que debería señalar, criticar, acusar, promover, exigir la renovación del Partido y vuelta a sus orígenes, al menos a los verdaderamente socialdemócratas, como única posibilidad de que los ciudadanos dejen de negarle sus méritos, y de que ese homenaje sea decente y un acierto. En el mismo lugar durante hace tanto tiempo sentenció que hay que ser socialista antes que marxista, debería proclamar que hay que ser socialista antes que oportunistas y marionetas. Pero seguramente él es marioneta de su propia vanidad. Todos le aclamarán y todos quedarán contentos de la misma vanidad que les inhabilita para contribuir al desarrollo de lo que una generación antes, pues eso son 30 años, una generación, fue la esperanza de España. ¡Qué tristeza! Todos, con Felipe al frente, inmolados en la simpleza del pasado. ¿Nunca tendrán ya credibilidad?

Porque metámonos todo en el coco que:

1.- La revolución no es posible.

2.- No es posible cambiar el sistema. El capitalismo no agoniza y ni siquiera está en crisis.

3.- Metámonos en el coco que la única posibilidad de mejorar es a través del voto.

4.- El drama actual de España no es el PP: es la oposición, la falta de una oposición coherente y organizada.

5.- El PSOE debe formar parte de esa oposición, pero otro PSOE, enteramente renovado en programa y dirección. Y no parece que este punto clave vaya a ocurrir.

6.- Si CIU y ERC se entienden, ¿por qué no pueden entenderse PSOE e IU? Previamente. En coalición electoral, cediendo ambos, pero sin perder sus identidades respectivas. Y un programa claro y conciso.

7.- Naturalmente, pueden agregarse todos los partidos más a la izquierda que lo deseen. Una Syriza a la española no sería rentable.

8.- ¿Hay posibilidad de excluir al PSOE y formar un Frente de Izquierda con fuerza suficiente para desbancar al PP? No lo creo. Los españoles se asustarían. Los millones de ex votantes del PSOE no estarían dispuestos a votar a una izquierda radical. Frente a sueños y deseos, la realidad sociológica se alza como una barrera impenetrable.

9.- Como nada de esto va a ocurrir, el PP permanecerá muchísimos, semieternos, años en el Gobierno.

10.- ¿Ser soberbios o ser prácticos?

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