Puntadas sin hilo

Las lágrimas del desempleo

En un festejo popular, un rico español ha lanzado como regalo a los asistentes billetes de 500 euros. A los pocos días se ha publicado la EPA, avalada por la Unión Europea, en la que se refleja que en España hay seis millones de parados, 1.870.000 hogares con todos sus miembros en paro, y un aumento de 850.000 desempleados durante el Primer Año Triunfal de la Reforma Laboral. Por lo visto están poniendo las bases para el crecimiento.

Cada tres meses nos meten una puñalada en la conciencia social. Por mucho que se acentúe el drama los Gobiernos nunca reconsideran sus conductas. Sus políticas son las únicas posibles, aunque los billetes de 500 euros estén mal repartidos.

En tanto tengamos seis millones de parados, y en alza, no es admisible que nos hablen de esperanzas en prontas recuperaciones porque hemos tocado fondo, como ha afirmado el ministro Guindos. ¿Pero a estos señores no se les revuelven las tripas, no piensan que pueden estar equivocados, no son capaces de arbitrar otras soluciones, por qué se protegen en el escudo de su irresponsabilidad política, social y penal? No hace falta saber mucha economía para comprender que, aun admitiendo la necesidad de ser austeros y reducir el déficit, se podría y puede rebajar en otras partidas del Presupuesto que ellos consideran intocables: se puede negociar con la aportación a la OTAN, a la Iglesia, las grandes fortunas refugiadas en sus sicavs, control sobre excesos autonómicos, como embajadas... Todo es cuestión de voluntad, no de marxismos, de rupturas de sistemas ni de revoluciones pendientes, aunque bien que vendrían. Cualquier cosa antes de que los españoles perezcan de hambre. De momento, los niveles de consumo han vuelto a 2003. La gente lo está pasando muy mal, todos lo sabemos, se ven hombres de 50 años llorando por las calles, el Estado, el Gobierno no puede permitir que España, con una renta aceptable pero mal distribuida, se convierta en un país de indigentes, declarados o escondidos en la vergüenza. Nadie, ni los más listos de mollera, comprenden cómo puede crearse trabajo despidiendo por decenas de miles a los trabajadores, muchísimos de los cuales nunca más encontrarán empleo. Son necesarios unos gobernantes serios para que España sea un país serio. No podemos conformarnos con el lamento trimestral y pasajero, con la pena y el temor de los que sí tienen trabajo. Debemos plantarnos ante Europa, no ser pusilánimes y exigir una quita de nuestra deuda, una ampliación de plazo casi infinita para pagarla, o eso o nos vamos, aunque yéndonos estemos peor, que estaría por ver. Los gobernantes deberían estar obligados a llevar permanentemente un capirote de sambenito que los avergonzara por su incapacidad. Va contra todo atisbo de inteligencia y cordura que todo un país quiera trabajar y no pueda.  Ah, no hay noticia de que al rico de los 500 euros lo hayan linchado.

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Gota AVISO PARA NAVEGANTES: El Tribunal Supremo ha condenado al director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, por decir que Garzón interrogaba como un nazi.

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