Puntadas sin hilo

6.202.700

Resulta inexplicable que con seis millones doscientos mil parados no haya una revolución social. Claro que ¿con una revolución social dejaría de haberlos? Probablemente no, en sus primeros tiempos, pero al menos estaríamos en una nueva vía de intentarlo. Porque tener que continuar soportando las explicaciones y disculpas de economistas de credibilidad bajo mínimos y miembros embaucadores del Gobierno es inaceptable para los parados y no parados que no alcanzan a entender los motivos de tal devastación humana.

Ya no vale decir que hay que crecer al 3% para comenzar a crear empleo cuando todos sabemos, y los gobernantes también, que ni vamos a crecer al 3% durante muchos años ni aun en ese caso el ritmo del crecimiento sería bastante para paliar el drama. Más el miedo añadido de que quienes aún tienen trabajo dejen de tenerlo: el 27,16 actual aumentará como poco hasta el 28%. ¿Puede sostenerse un gobierno, un sistema político, en tales condiciones? ¿Por qué España tiene el triple o el doble de paro que los demás países de Europa? Algo específico tiene que ocurrir en España y por ello no se le pueden aplicar los mismos remedios. Está claro que la vía de austeridad merkeliana, refrendada con fruición por Rajoy, nos lleva al desastre. Insistir en ese camino conduce a un país sin remedio. Es necesario emprender una política económica totalmente distinta de la de los recortes que se van a anunciar mañana y que originarán más paro y rebaja de la capacidad adquisitiva de los pensionistas; es el ultimátum que le han dado y contra el que Rajoy no se atreve a sublevarse, es el fin de las pensiones. Hay que producir, hay que invertir, hay que trabajar, y si no tienen dinero que lo busquen, que lo detraigan de otras partidas, de la deuda, de los bancos engolfados. Lo que no puede ser es continuar tirando de la teta de las prestaciones sin más por mucho que se restrinjan. ¿Qué pasará cuando la teta se haya secado? ¿Será entonces el momento de la revolución, en ese caso posiblemente sangrienta?

La incapacidad e insolvencia del Gobierno son evidentes. Están cometiendo un crimen de lesa humanidad. No comprende que es la cuestión de Estado más grave de la democracia, que requiere un pacto de Estado, pero que ni el PP ni el PSOE o no saben o no quieren acordar. Al igual que los sindicatos, cuya actuación está resultando ridícula, una vergüenza nacional, al renunciar a la lucha, cuando su única misión histórica es luchar contra el paro.

Déjenlo, márchense, convoquen, no se escuden en fórmulas de primaria. Permitan que los ciudadanos se organicen y lo intenten. Sean masivas y dispersas o no las protestas, nunca en la historia de la democracia ha habido tantas. Algo pasa, algo hierve, algo se fragua. Ríndanse antes de que sea demasiado tarde. Porque es al Gobierno a quien hay que asediar, y no al Congreso. Es el Gobierno el que día a día dispara la ametralladora del BOE contra los ciudadanos. Y llevan 6.202.700 heridos con las balas del paro. 6.202.700, es como un parte de guerra.

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