Puntadas sin hilo

Viaje a la izquierda

Alfonso Guerra dice que ‘las primarias no son lo más democrático’. Gracias por llamarme antidemócrata. Alfonso Guerra dice que ‘es una frivolidad hablar de la sucesión de Rubalcaba un año después de su elección como líder del PSOE’. Gracias por llamarme frívolo. Alfonso Guerra dice que no apoya las listas abiertas porque ‘los partidos se convertirían en una batalla interna terrible’. Gracias por llamarme inconformista. Al tiempo que en este periódico salía la entrevista de hoy y hace tres días la referencia a la presentación de de su tercer tomo de memorias -las memorias son esos libros que escriben políticos relevantes para ganarse un dinero ganso y satisfacerse el ego-, en el recuadro de al lado aparecía una publicidad cambiante, creo que de Telefónica, en uno de cuyos momentos podía leerse: Un hombre es alcanzado por seis rayos y sigue tan campante. Yo creo que ese hombre es Alfonso Guerra. Guerra hasta en la sopa. La iz-quierda, por lo visto, es él.

Al PSOE le pasa lo mismo que a Aznar, que tiene a los votantes a favor y a los dirigentes en contra. Los antiguos votantes del PSOE, entre los que me encontraba aunque ya no en las últimas elecciones, añoran la recuperación del socialismo y rechazan a sus dirigentes, que están compinchados para, con la disculpa de no encontrarle sustituto y quemar a los posibles, conseguir que Rubalcaba sea finalmente el candidato. Les da igual que los votantes lo rechacen, no confíen en él, y, consecuentemente, tampoco en sus nuevas promesas y programa. No les basta con el descalabro de todas, todas, las encuestas, incluidas las de ellos. Creen en el milagro.

Por ello es necesario virar a la izquierda. No es que el PSOE haya sido lo mismo que el PP, ni mucho menos, pero su política ha sido insuficiente. Hay, pues, que sopesar las posibilidades de IU, siempre que clarifique sus contradicciones y pretensiones, y se sepa con rotundidad qué papel juega el comunismo en ella y qué comunismo. Esto es capital, porque, a mi entender, los españoles progresistas pero no rupturistas ni extremistas no están dispuestos a entregar sin más el voto. Parece que IU intenta entenderse con los movimientos sociales, lo que resultaría muy positivo. Por supuesto el PSOE quedaría excluido de un posible acuerdo y solo se trata de recoger a los descontentos y antiguos votantes, que son legión. Sin confundir el deseo con la realidad, si lo hacen con tacto y no asustan, IU puede ser el nuevo y exclusivo referente de la izquierda. Sería no solo justo, sino el castigo al desastre del PSOE. No hace falta dinamitar España, no hacen falta posturas radicales y dogmáticas, no hacen falta cambios de sistema sociológicamente imposibles; lo que se precisa es ser la voz del pueblo progresista. Algo tan simple.

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