Puntadas sin hilo

El fracaso de esta democracia

Los votantes son los únicos animales que tropiezan varias veces en la misma piedra. Especialmente los españoles. El PP en su peor resultado recogido y previsto aun ganaría al PSOE de Rubalcaba.

Naturalmente, la causa y culpa de ello no se debe solamente a los defectos de los partidos, sino también al pensamiento y justificaciones de los ciudadanos.

Es una discusión estéril la de mantener que ambos significan lo mismo por su pertenencia al sistema capitalista, que, por otro lado, es la única posibilidad real de hacer política en España actualmente, por demás intentos existentes, tales como marxismos, anarquismos, abstencionismo y propuestas de otro corte, cuya felicidad e ilusiones de todos ellos envidio. No tiene, en mi opinión, viabilidad ni constitucional ni lo que es más grave social, quedando reducidos a juegos de artificio por muy honestos que sean y que en su mayoría lo son. Por supuesto, desgraciadamente y siempre en mi opinión la posibilidad de una revolución que derribase el sistema es muy lejana, por muy mal que consideremos la situación socio política del país y en especial la económica y la laboral.

Pero digámoslo de una vez por todas, que PP y PSOE no son lo mismo es una evidencia fácilmente constatable, aunque no colme nuestras expectativas.

Baste ver los brutales recortes económicos que está llevando a cabo el PP en todos los campos que afectan a las clases medias y que no hace falta enumerar porque por desgracia ustedes lo están sufriendo. Y no digamos nada en lo ético, en las libertades y en los derechos sociales.

Efectivamente la pertinacia del señor Rubalcaba en mantenerse al frente de PSOE por muchos mandatos de cuatro años que le hayan sido conferidos resulta mortal para el resurgimiento de este partido. Debería pensar el señor Rubalcaba, que siempre alega que seguiría mientras sea útil a su partido, dos cosas:  Una, que no es acertado que sea el núcleo cerrado e interesado de su partido el que confirme o no su utilidad y dos, que no es procedente la utilización que hace del tiempo de mandato que le ha otorgado su partido, puesto que el bien alega en contra del mandato que su partido y los votantes le han concedido al señor Rajoy,  al cual ya ha pedido dos veces su dimisión. Los cumplimientos a rajatabla de los calendarios no son siempre un signo positivo, las circunstancias y la flexibilidad de criterios son lo que nos convierte en acierto.

Durante la dictadura la corrupción estaba tan extendida o más que ahora. Pero entonces se tapaba y además su campo de acción quedaba reducido a menos y más privilegiados estamentos sociales. Llegada la democracia y en contra de lo que parecía que todo iba a resultar luminoso, la corrupción afloró en todos los campos y con toda virulencia y ello en todos los partidos gobernantes, tanto en unos como en otros y tanto en el gobierno como en la oposición, así como en sindicatos y multitud de organismos.

Como consecuencia de los mecanismos de control democrático, especialmente el judicial, España se ha convertido en una charca séptica con todo tipo de desmanes, la mayoría de ellos sin sanción o con levísimas sanciones si son descubiertos.

Y lo que diferencia a la democracia española de las democracias consolidadas es que si se descubre un caso de corrupción el grupo al que pertenece el corrupto, en particular si es político, lo defenderá a ultranza y hasta lo irracional. Mientras en las otras democracias el corrupto destapado es durísimamente atacado, destituido, sancionado, penado y expulsado por su propio grupo. Ello en parte debido a que las religiones protestante calvinista son absolutamente intolerantes con la corrupción, cosa que no ocurre en los países de fuerte contexto católico.

En consecuencia: es imprescindible novar nuestro sistema político y ético de una manera seria, firme y conjunta si no queremos continuar viviendo en esta triste farsa.

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