Puntadas sin hilo

Los asesinados sociales

Ya es oficial. La mayor afrenta que se ha inferido a la sociedad española. Sin inmutarse y con el mayor impudor imaginable, comunican las cifras: las pensiones se recortarán en 33.000 millones y además ellos mismos reconocen que los asesinados sociales, quiero decir, los pensionistas, verán reducidas su pensión por lo menos hasta 2022. Claro que lo dicen con el mismo impudor y sin inmutarse con el que han confirmado que la mayor parte de los 100.000 millones empleados en rescatar bancos y cajas se perderá, esto es, lo pagaremos nosotros, en contra de lo que habían dicho hasta la saciedad.

¿Pero cómo es posible que nadie, absolutamente nadie, les siga votando a estos sujetos? ¿Cómo es posible que los periodistas conservadores sigan ciegos y defendiendo al PP y al Gobierno? Resulta incomprensible, por nula y estúpida que sea la Oposición.

De modo que oficialmente nueve millones y medio de personas serán más pobres y tendrán serias dificultades para mantener un mínimo de vida digno en lo económico. Son los asesinados sociales. Los miserables que no roban. Somos todos, los de ahora y los del inminente mañana. La vida se encarece bastante más de lo que reflejan o camuflan las cifras, pero el pensionista cobrará menos. Es un lento exterminio. Y sin embargo una buena parte les seguirá votando. España se ha convertido ya claramente en el reino de los arriba y los de abajo. Los de arriba asesina a los de abajo. Sin justificación ética o política alguna. Efectivamente España no es un país para viejos. Ni para prejubilados ni jóvenes emigrados. Los mejores, los que no han robado sino que han trabajado dejando sus vidas al servicio del capital, los limpios de corazón, incluso los apolíticos, los que todavía echan miguitas a los pájaros o recogen las cacas de sus perrillos, mientras van a la farmacia a pagar lo que no pueden, los que viven casi a oscuras porque no les llega para pagar la luz, los que a pesar de todo ayudan a sus familias en dificultad, aquéllos a quienes han lavado el cerebro, en definitiva, los de abajo, ésos que son las víctimas de la indecencia del Gobierno, que es tan ruin que arremete contra quienes sabe que no tienen capacidad de defenderse. Gracias a estos tipejos, un pensionista es un pobre. Son los asesinados sociales. Y todos, menos ellos, sabemos quiénes son los asesinos. ¿Pasaremos también esto, esta vileza, por alto? ¿Qué tiene que ocurrir para que España se rebele? ¿Estamos muertos? ¿Es posible que hayamos caído en tal indolencia y falta de solidaridad? ¿Les seguiremos votando? ¿No han cruzado todas las rayas rojas de los incumplimientos?

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