Mientras nosotros nos entretenemos con la operación del Rey, Angela Merkel se erige en reina de Europa. O sea, en nuestra reina. Ya nos ha dicho que tenemos que seguir con la austeridad y más reformas. Y Rajoy se ha apresurado a felicitarla. Nos ha colocado en el pelotón de los torpes.

Dicen que nuestra economía ha mejorado, pero nadie lo nota, sobre todo en Jaén, donde el paro llega al 40%. Lo de esta segunda emigración a Alemania está siendo un fracaso y nuestros compatriotas se vuelven derrotados.

Europa se confirma de derechas, y España con ella y dentro de ella. ¡Hay que ver la paliza que la derecha le está pegando a la izquierda! Reconozcámoslo. Porque el hecho incuestionable es que la economía va mejorando mientras que la justicia social va empeorando. O dicho de otra forma: la mejora de la economía española es inversamente proporcional al empeoramiento de la justicia social. España y Europa se tornan más conservadoras, y, en consecuencia, más injustas.

La gran diferencia con Alemania es que Merkel trata con respeto y no desprecia ni a sus habitantes ni a sus opositores políticos como hace Rajoy aquí con los discrepantes políticos o ciudadanos. No les hace el menor caso ni a unos ni a otros, va a lo suyo y solo a lo suyo, es decir, a los de su clase, nunca al pueblo. Y digan lo que digan las encuestas, se van reafirmando en su poderío. Hacen lo que les da la gana con el país. En todos los órdenes. Nos han convertido en quejosas sobras. Lidiarán con oreja hasta lo de las pensiones. Resulta descorazonador que no salga un movimiento, un líder, con brío y mala leche. Nos resignamos, no nos queda más remedio, decimos, mientras Rajoy se cachondea de nosotros. En definitiva, son más listos. Sortean vendavales al tiempo que nosotros capotamos en EREs ciertamente infames y necedades reales. Mucho bla-bla-bla, pero poco dar en el hígado, y menos en la razón del convencimiento. ¡No queda ni un obrero de izquierda! Somos peleles frente a compactos gigantes. Son maestros en disimular el horror que causan. Nos fijamos en los langostinos y nos olvidamos de los sobresueldos, que en el fondo envidiamos. Los bancos siguen siendo nuestros carceleros, nos desnudan uno a uno en nuestros respectivos vis a vis, nada podemos hacer frente a ellos. Ni para aliviar la deuda que refrendamos con el conocido y apestoso cambio y apaño constitucional entre PSOE y PP para pagar a Angela y sus banqueros.

La categoría política de Rajoy también es inversamente proporcional a la de la reina Angela, que nos va a operar a nosotros del bolsillo. Estamos presos en el cepo de Europa. Queen Angela, ultrajador Rajoy, futuro incierto, quejosas sombras. Somos súbditos de Angela y no de Juan Carlos.

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Gota CATALANA: Felipe González dice que la independencia de Catalunya es imposible.