Puntadas sin hilo

El mundo no está para valses

Muy ruin habría que ser, cualquiera sea la tendencia política, para no alegrarse porque el paro haya bajado en 107.000 personas durante el mes de diciembre. Lo mismo que también muy ruin habría que ser no indignándose porque los 300 más ricos del mundo, entre los que hay varios españoles, hayan aumentado su riqueza en 524.000 millones de dólares durante el año vencido, reuniendo un patrimonio de 3,7 billones. O que los también muy ricos selectos, con la segunda fortuna de España presente, se hayan llenado de nostalgia y emocionado con el Danubio azul y la Marcha Radetzky en el Concierto de Año Nuevo en Viena, aunque el mundo no esté para valses. Ruindades contrapuestas. La angustia y la calma.

Es ya viejísimo el dicho periodístico de Good news, no news (Las buenas noticias no son noticia), pero no por ello menos cierto. La cifra de paro del mes de diciembre en España ha sido muy buena. Es de justicia reconocerlo, por mucha aversión que se le tenga al Gobierno. Pero tampoco supone cobardía preguntarse qué tipos de contrato y constatar que el 82% de los contratos han sido temporales por obra y servicio o eventuales, y qué cuantía de salario han provocado este éxito. Ni el mundo ni el trabajo están para valses y contradicciones obscenas. Seguimos bailando el vals del turismo y los contratos navideños. Pero el caso es cazar ratones. Habría que preguntarse también para completar el análisis de honradez cuántos emigrantes españoles ya no se contabilizan en las listas, cuántos parados han desistido, cuántos han dejado de inscribirse porque ya no reciben subsidio alguno.

Ojalá que esto sea el principio de la única recuperación verdadera. Aunque fuese una recuperación lentísima. Ya se sabe, se destruye en un minuto y se tardan larguísimos años en reconstruir, silogismo incomprensible e inexplicado. El hecho de que no se hayan afrontado nuevas modalidades no de contrato sino de tipos de trabajo que abarquen la innovación y la tecnología disminuyen radicalmente la esperanza. Ya está dicho: mientras un albañil transformado no sea capaz de mirar por un microscopio en un laboratorio o sea maestro de desarrollo emergente las cifras españoles del paro serán funambulismo mensual. Es la revolución pendiente. Es el vals que hay que bailar. Las noticias laborales son good news. Pero el Gobierno sigue siendo un delincuente social: no olvidemos que la mejora de la economía ha consistido en bailar claqué sobre las espaldas de los débiles. Enhorabuena a los 107.000 agraciados en el sorteo.

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