Puntadas sin hilo

Si no nos conviene la ley, la cambiamos para respetarla

Como dice el lector un tal ivan, Si no nos conviene la ley, la cambiamos. Aunque a todos los demás no les convenga. La cambiamos para respetarla y para adaptarla a nuestra ideología, conveniencia y capricho. O sea que la democracia es una cuestión de ideologías, no de preocuparse por las necesidades de los ciudadanos. ¿Qué no nos gusta que los jueces españoles puedan aplicar justicia por delitos cometidos en otros lugares aunque afecten a españoles? Pues cambiamos la ley precipitadamente y asunto concluido. Y sobre todo para que no se irrite la poderosa China, negadora de tantos derechos humanos pero con la que mantenemos buenas relaciones comerciales y aspiramos a mejorarlas. ¿Qué no nos gusta que las mujeres sean libres y aborten? Lo prohibimos cambiando la ley e imponiendo disciplina de partido, el gran hándicap de la política, según dejó dicho Bertrand Russell, y eso que se refería a la británica, ¡madre mía, si hubiese conocido la española! ¿Qué lo de la luz va a provocar que la gente se rebele? Cambiamos la forma de contabilizar el gasto y tema solucionado. Y encima les decimos que pagarán menos. Eso sí, la luz hay que encenderla y la energía consumirla en las horas que las compañías quieran. Ver Sálvame de luxe pagará mucho más que ver la santa misa o la llegada de la Infanta. Luz a la carta, con sopa boba para pobres. Y no se puede poner la lavadora mientras juegan el Real Madrid o el Barça. Internet solo a deshoras.

La democracia se ha convertido en una tómbola. En la que, por cierto, siempre y solo toca a los pudientes. El Parlamento es una barraca de feria, el lugar del sorteo y los diputados los niños de San Ildefonso. La política no puede verse abocada a que sistemáticamente los que llegan deshagan lo que hicieron los anteriores. Es necesario un mínimo acuerdo en los cambios. Las leyes no pueden estar sometidas a motivaciones espurias. Luego pasa lo que pasa y Estrasburgo nos obliga a liberar asesinos con penas cumplidas. El permanente legislar y derribar lo legislado conduce a un juego de venganzas, a una desconfianza ciudadana, a una descreencia en la seriedad política. Por muy representantes que sean, unos pocos no pueden suplantar a todos. Justicia universal, aborto, luz, las últimas manifestaciones y aberraciones de la incoherencia y despotismo del poder. Con la gran paradoja; los políticos están a ostias y los ciudadanos por la concordia. O eso creo yo.

_________________

Gota URDANGARINESCA: ¿Entonces ciertamente veremos a Urdangarin en la cárcel unos añitos y sin indultos y a su esposa la Infanta llevándole sabrosa comida en un tupper?

Más Noticias