Puntadas sin hilo

Jóvenes encolerizados

Estaremos de acuerdo, espero, en que las imágenes vistas en Telecinco y La Sexta de los violentos incidentes como apéndice de la Marcha de la Dignidad muestran que han sido de una dureza no recordada, ni siquiera en la época de la kale borroka vasca o de la celebración en España de alguna reunión del capitalismo mundial.

Caben tres posibilidades sobre sus participantes:
1. Infiltrados de la policía para desacreditar la Marcha. A tenor de las imágenes parece evidente que no eran policías, amén de lo insólito que hubiera sido tal violencia contra sus compañeros.

2. Manifestantes desgajados de la Marcha. Resulta también evidente que no, a juzgar por el tono general de la manifestación y sus consignas y falta de dobleces, y que no iban a tirar piedras contra el éxito de la Marcha.
3. Jóvenes airados, dispuestos a la violencia por la violencia como terapia personal y de grupo. Ésta es la opción más creíble, y certificada por las propias imágenes. Una forma de protesta, a mi entender, equivocada. Tienen razón en la queja, pero no en el método. Sobre todo porque siempre llevarán las de perder, por muchos bates de béisbol y piedras que empleen y muchos policías que lesionen. Al final responderán ante la justicia, que no se ablandará, porque no puede con las leyes vigentes, ante las concentraciones de compañerismo pidiendo su exculpación. Como saben, se ha decretado prisión incondicional sin fianza contra un detenido. Los demás han quedado en libertad con cargos. La violencia, aunque no sea mi creencia, puede ser útil cuando la puedes imponer y vencer, pero no cuando eres un claro perdedor. La satisfacción por lo que has conseguido hiriendo a policías y destrozando mobiliario no compensa en ningún caso en ningún caso las sanciones penales o pecuniarias ni son beneficiosas para la causa de los que luchan por métodos pacíficos, como eran los miles y miles de participantes en la Marcha.

Lo de estos jóvenes encolerizados constituye una forma primitiva de reclamar, un camino erróneo para encauzar su futuro desde este presente que tanto los agravia. Se convierten en indeseables para los españoles que reniegan de la violencia y sin embargo luchan día a día. Como ya se ha dicho repetidamente, estos muchachitos lo que han conseguido es silenciar el clamor popular de la Marcha. Estarán contentos. Sé que decir esto suena a reaccionario. No olvidéis lo que dijo el viejo sabio Freud: la cultura es la lucha contra el instinto de agresión. Y sé también que una vez más ustedes se reirán de mí ante mi insistencia, pero les recuerdo que el verdadero bate de béisbol es el voto, y ése lo tenemos a nuestro alcance. Dejémonos de frivolidades, de tácticas equivocadas, de diversiones morbosas y de elucubraciones supuestamente progresistas. Depositen su cólera en las urnas. No van a arreglar el mundo a palos. Protestas las que hagan falta. Pero pacíficas. No le hagáis más el juego a la derecha que os humilla. La gracia que han hecho: ‘El Gobierno abre expediente a los organizadores del 22-M. La delegada del Gobierno anuncia que los multará por los daños causados.'

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