Puntadas sin hilo

Como un cristal estallado

Reconozco que no sé analizar bien los resultados de las elecciones europeas. Reconozco también que, apoyado en las principales encuestas, mis previsiones han sido fallidas.

Pero creo que hay tres puntos contundentes:
1. Decididamente los españoles quieren caras nuevas y proposiciones distintas. La fulgurante irrupción de Podemos así lo demuestra.
2. La abstención ha sido un rotundo fracaso. No ha aumentado con todo el viento a favor, sino que ha disminuido. La gente manifiesta su descontento no con la abstención, ya sea crónica u ocasional, y sí con el apoyo a pequeños y numerosos partidos emergentes. Los dos partidos aún mayoritarios ganan las elecciones, pero en fortísima regresión. El espectro político español queda como un cristal al que han tirado una piedra y estalla, aunque no se rompe pero que indudablemente hay que cambiar.

3. El PSOE se hunde de manera inadmisible, a causa de esa exigencia señalada de caras y programas nuevos que los ciudadanos que le fueron fieles reclaman. Ello es urgentísimo y sin esperar al truco u hoja de ruta retardataria de que los cambios se producirán cuando esté previsto. No pueden, no deben esperar, si o quieren caer por el olvido del sumidero del olvido y las próximas derrotas. El partido del Gobierno podrá continuar en angarillas, pero no cederá en sus desvaríos que le castigan con fuerza.

Europa sigue siendo de derechas, acosada además con dureza por la extrema derecha. Se prevé que esa derecha titular se asocie con la socialdemocracia para tratar de equilibrar bandazos a derecha dura o izquierda peligrosa, amén de mantener sus canonjías.

En España, con la exclusión del PSOE ganada a pulso de error y traición a sus principios, podría pergeñarse un horizonte deseable con la colaboración de IU y todos los partidos minoritarios aparecidos, mejor, en mi opinión, a que cada uno de ellos corriera en solitario, lo que daría lugar a una maduración excesivamente larga para las necesidades imperiosas de la sociedad española. Pero no es fácil por distintos motivos, entre los que la soberbia y la vanidad no serían ajenas, y es muy probable, de cara a elecciones puramente nacionales, que no se consiga y todo en quede en refriega e increpación sin consolidarse como fuerza con verdadero peso electoral con garantías de victoria. La prueba de fuego será comprobar la realidad de acuerdo entre Podemos e IU. Los dos juntos ya tendrían más apoyo que el PSOE, condición aún más necesaria en una elecciones de no circunscripción única, como eran estas europeas. ¿O podría sola Podemos y en un tiempo no excesivo? Creo que no, pero por supuesto puedo estar equivocado. No tiremos a IU tan rápidamente por la borda. Y sería lamentable que se convirtieran en enemigos o rivales.

El cristal ha estallado, está astillado. Hay que cambiarlo. ¿Querrán? Porque la más deficiente conclusión sería que nadie esté dispuesto a reconocer sus errores e insuficiencias, y todos creer que pueden atravesar el cristal sin romperlo. El único cristal meridiano y transparente es que la gente quiere cambiar.

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