Cierto que las encuestas, además de su inexactitud lógica, solo reflejan las tendencias electorales de un momento determinado, que, si luego no se confirman, no dejan en desprestigio a la empresa encuestadora y a quienes las creyeron. Pero indudablemente son un elemento de análisis que revela causas y efectos. El Partido Popular se hunde. Ésa es la radiografía, la resonancia magnética del pensamiento político de este momento. Sus seguidores se muestran escépticos y desilusionados y lo han abandonado. Del 30,7 % ha bajado al 15,9 %, según la encuesta de Metroscopia conocida hoy y a la espera de la aún más solvente del Centro de Investigaciones Sociológicas, pasando a segundo lugar de preferencias, con el PSOE encabezándolas al mantenerse en su ya crónico 20,7 &, y el nuevo Podemos a su rebufo con un 14,3 %. IU y UPyD signe a más larga distancia con 6,2 % y 4,9 % respectivamente.

Por tanto, la gran noticia no es que el bipartidismo tradicional se ha desbaratado, sino que el PP, en un alarde de racionalidad de los españoles, ha perdido su confianza como primera opción de Gobierno. Tanto engaño, tanto incumplimiento, tanta injusticia social, tanto desmán ético y cívico tenían que reflejarse en las intenciones. En el tiempo que resta tratarán de recuperar la posición, especialmente presumiendo de mejoría económica y con promesa de rebajas fiscales (llenas de trampas, por cierto, ante las subidas de tasas e impuestos indirectos).

El PSOE, pues, y a pesar de sus enemigos, se erigiría en árbitro de la situación y Podemos en juez de línea. Lo ya dicho y previsto varias veces y en casi todas las encuestas. La cuestión ‘hamletiana’ es si el PSOE optaría por aliarse con el PP o si solicitaría la ayuda de Podemos, y si éste estaría dispuesto a dársela si las mutuas concesiones y renuncias en sus programa lo permitieran y aconsejaran. Aun si Podemos sobrepasara al PSOE, la disyuntiva es la misma. No caigamos en la tentación de creer que Podemos pos sí sola o en sociedad con IU podría alcanzar mayoría suficiente para gobernar. Así, el PSOE tendrá claramente que definirse si se alinea con lo nuevo o con lo viejo, con el posible progreso o el seguro estancamiento.

De todos modos, incluso con tan tremenda bajada, es dudoso que el PP sea derrotado. Al final los suyos volverán. Eterna España del miedo.

Pero si perdemos será por nuestra culpa. Nuestros hijos no nos absolverán. Podemos es la pócima, la vacuna la nueva Marca España. ¡A por ellos!

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Gota CATALANA: No tengo ni idea de en qué quedará lo de Catalunya. ¿Alguien lo sabe?