Puntadas sin hilo

Sánchez ha tenido razón hoy

Pues hoy hay que repartir méritos entre el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, y Cándido González Carnero y Óscar Vega, los dos sindicalistas asturianos de la Corriente Sindical de Izquierdas, decididos a entrar en prisión antes que pagar la multa de 210 euros que les han impuesto a cada uno por negarse a entregar su carné de identidad a un policía nacional en unos altercados en Gijón. Que la palabra de un policía valga más que la de un ciudadano sin mando resulta preocupante. No tienen bastante con los porrazos que encima arrean. Te multan y si no pagas, a la trena. Si todos los españoles decidieran no pagar, sobre todo ahora en que podrán sancionarlos a capricho y sin intervención judicial, no habría sitio en las cárceles y dejarían de multar por cuestiones banales y estúpidas. Alabemos hoy la firmeza de los dos sindicalistas asturianos.

Alabemos también a Pedro Sánchez por su brillante actuación de hoy en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Le ha dado un repaso al Presidente, quien, como de costumbre, solo sabe defenderse con invocaciones al pasado. Por lo oído, el presente no existe para él. Sánchez le ha enumerado su catálogo de despropósitos, más allá de los económicos: las tasas judiciales que impiden solicitar justicia a los menos favorecidos, que se sancione sin pasar por los tribunales, las intervenciones telefónicas con la sola voluntad de la policía, el recorte de la posibilidad de protesta, la declaración policial como acto incriminatorio sin más pruebas, medidas dictatoriales bajo el amparo y apariencia de la democracia, la Radiotelevisión pública como vuelta al no-do franquista... La lástima es que Sánchez no consigue recuperar la credibilidad de su partido, el temor reside en que antes o después pactará con su enemigo natural. Pero ello no obsta para que hoy haya estado brillante y expeditivo.

El gran problema de la democracia española radica en la necesidad de que cada Gobierno que llega elimina todo lo hecho por el anterior y así en una sucesión de tumbos. Nada es bueno, todo es malo, jamás llegan a acuerdos básicos y esenciales. Por eso todo es un pim-pam-pum costoso y ocasional en el que los ciudadanos somos los muñecos. El Parlamento se ha convertido en un búnker. Solo les preocupa no perder votos, conseguir más. A costa de lo que sea. Renunciando a sus principios o alegando componendas de Estado. El Estado como la gran puta. Un Estado artificial, renuente, castigador.

Sánchez debería fijar con nitidez su posición política y hacernos saber si quiere ser traidor o hijo pródigo. Convencernos de que definitivamente quiere ser progresista. Hoy ha apuntado maneras, pero son insuficientes. Dos terceras partes de españoles abominan de él. Debería imitar a los sindicalistas de Asturias y entrar en la prisión de la insobornabilidad ideológica. Porque queramos o no, al final dependeremos de este señor como árbitro. Yo, al igual que Javier Krahe, deseo que Podemos tenga un montón de votos, pero no mayoría absoluta.

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