Puntadas sin hilo

La legalidad frente a la convicción popular

Una de las más severas aberraciones que sufrimos consiste en la contradicción en múltiples ocasiones entre la legalidad y el convencimiento unánime del pueblo de lo contrario. Porque, por ejemplo, ¿habrá alguno de los 47 millones de españoles que crea que Mariano Rajoy, Secretario General y luego Presidente del Partido, no conocía la existencia de la llamada Contabilidad B? Seguramente, no, incluso entre los votantes del PP. Sin embargo probarlo es difícil. Y, como demócratas, debemos el principio universal de que no se puede condenar a nadie sin pruebas. Parece que no existen documentos que lo acrediten, y la palabra de Bárcenas y dos o tres testigos probablemente no serían suficientes para el tribunal juzgador. De modo que se produce la gran paradoja de que el pueblo español en su totalidad cree una cosa y la estricta legalidad lleva a otra. Por supuesto que ello no conlleva la inocencia del señor Bárcenas, pero sí la de Mariano Rajoy como conocedor de la contabilidad ilegal con la cual su partido pudo financiarse sus campañas electorales y demás gastos ilícitos. Esto es un asunto grave: los ciudadanos en desacuerdo con la justicia.

Pero evidentemente, si no consecuencias jurídicas, sí debería tenerlas políticas. Y, por desgracia, tampoco las tiene. Ni Rajoy dimite ni sus colaboradores se desmarcan ni, lo que es más oprobioso, sus votantes le abandonan. Otra aberración aún más inexplicable o explicada solo por el fanatismo político. Un caso de prevaricación masiva. Un emponzoñamiento del sentimiento democrático y de la decencia, un fraude político de fans, directivos, y del propio y máximo defraudador, una falta de moral ciudadana, una desvergüenza personal, un desprecio a la profesión de la política, que tan hermosa y respetable dicen que es. Ni judicial ni políticamente responsable, ni ahora ni en las elecciones. Entierran los sobresueldos que cobraron - mientras, por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid vende mil quinientas viviendas sociales ya en uso a un fondo buitre español, auxiliar de otro extranjero, que inmediatamente ejerce de buitre y desahucia brutalmente a bebés -, niegan las corrupciones que todo el mundo conoce, y ellos, Él, continúa engañándonos y estafándonos. Y es que, como alguien dijo, es más fácil engañar a la gente que convencerla de que la han engañado. Sepan sus votantes que están enfermos al legitimar una aberración jurídica, social y política de la que son cómplices. Y como colofón, hoy, en la Convención Nacional del Partido que están celebrando, le glorificarán y fingirán que aquí no ha pasado nada. Es más, están luchando por nuestro bienestar. Esperemos que si por casualidad alguien distinto llegase al Poder, lo primero que hiciese fuese cambiar las leyes e instaurar el jurado para absolutamente todos los delitos a fin de que los ciudadanos confíen en la justicia y a la vez en la política.

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