Puntadas sin hilo

Si yo fuera Pablo Iglesias

El acuerdo firmado entre el PSOE y Ciudadanos es malísimo. Incluso puede decirse que es el borrador del acuerdo que firmarán el Partido Popular y Ciudadanos cuando fracase la investidura de Sánchez. Pero no obstante, si yo fuera Pablo Iglesias, y aun habiéndonos levantado de la mesa de negociación, permitiría su investidura como única forma segura de impedir que Mariano Rajoy vuelva a gobernar y poniendo punto final y haciendo realidad el famoso tic-tac, tic-tac de cuenta atrás que Iglesias anunció repetidamente. Lo romántico es oponerse frontalmente, pero lo pragmático y social y políticamente correcto que evite angustias y quebrantos a los españoles es abstenerse. Nada hay peor que una persona absolutamente inflexible.

Porque resulta evidente que Sánchez no conseguirá la investidura ni en primera ni en segunda sesión con el solo apoyo de Ciudadanos y si acaso del de Compromís, PNV y Coalición Canaria.

Tras lo cual se abrirá un periodo de dos meses, antes de la convocatoria de nuevas elecciones, en que los candidatos podrán intentarlo de nuevo. Entre ellos Mariano Rajoy que posiblemente pueda convencer a Ciudadanos para que, dada su volubilidad, le apoye y reunir una mayoría suficiente. Todo por no haber abortado Podemos esa posibilidad en las sesiones de investidura de Sánchez. Grave responsabilidad, a mi juicio.

Llegados al 1 de mayo sería imaginable un acuerdo de ultimísima hora, al igual que ocurrió en Catalunya, que evitase elecciones. Pero ese acuerdo podría ser de todo tipo, no siendo descartable la temida gran coalición. Podemos no podría pactar con el PSOE ni en ese último minuto si no retira de modo rotundo su decisión de celebrar el referéndum catalán, por mucho que diga que está abierto a otras propuestas.

Y una vez se entre en el laberinto de elecciones, Podemos no tiene garantizado un muy importante ascenso, con el riesgo de tener que volver a la casilla de salida. Puesto que aun si sobrepasase al PSOE el problema sería el mismo con inversión de protagonistas. Y con el temor espantoso de que PP y Ciudadanos alcanzasen votos más que suficientes para formar gobierno sin apreturas y con Rajoy al frente. Todo habrá sido un viaje no inútil sino dañino para el tic-tac, tic-tac.

No creo que Podemos ni Iglesias sufran pérdidas por abstenerse en la investidura de Sánchez. A sus bases es fácil explicárselo. Iglesias sería eficacísimo en la oposición, - con el PP desmantelado y seguramente ya sin Rajoy como jefe de la oposición -, y sus perspectivas futuras quedarían no solo consolidadas sino seriamente aumentadas. ¿O es tan urgente para sus ambiciones personales ser vicepresidente ahora mismo? En la mano, toda tendida de Podemos está la pronta resolución de la crisis acorde con los resultados electorales. Pero esa tan repetida por todo el mundo mano tendida consiste ahora en permitir que Sánchez, con todas sus enormes insuficiencias y limitaciones, sea investido. Lo contrario es aceptar que Rajoy y el PP continúen.

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Gota BARBERÁ: Rajoy ha dicho que ha hablado con Rita Barberá quien le ha dicho que es inocente, y por eso no puede pedirle su acta de senadora ni sancionarla como militante del PP. Es de risa y esperpento. Sería la primera vez en la historia de la España democrática que alguien reconociese su culpabilidad. Rajoy no abandona sus argumentos grotescos.

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