Asuntos & cuestiones

Liberales, ¿de qué?

Dicen los manuales de los guionistas de cine que un personaje es lo que hace, no lo que dice. Su construcción se basará en la coherencia de sus acciones. Ésta es la clave de la necesaria credibilidad que crea la complicidad con el espectador y define la calidad de la obra. Una historia no se sostiene con un personaje inconsistente, o falso. Entre los políticos, el paradigma de la diferencia entre lo que se dice ser y lo que se es lo representa Esperanza Aguirre, que se define a sí misma como "liberal", mientras representa al sector más reaccionario e intransigente de la derecha española. Siempre que puede, reivindica ser la encarnación de la "modernidad". En el tope de su dislate propagandístico, rayando en la frontera de lo paranormal, y como aval de su ultravanguardismo, presume de ser familia del poeta Jaime Gil de Biedma, que en paz de descanse, y que no ahorraba adjetivos espeluznantes a la hora de definir la náusea que le provocaban personajes como ella. En contra de "lo que dice", se impone "lo que hace" a la hora de definirla. Tras intentar encarcelar a médicos inocentes, perseguir clínicas de interrupción del embarazo y convertir la sanidad madrileña en algo próximo a la negación de asistencia (citas de seis meses para especialistas), su última aportación a la ciencia de vanguardia consiste en imponer a los curas en los comités éticos de los hospitales. Es cierto que, como en el caso del poeta maldito antes citado, no podemos escoger a los familiares, pero sí nos gustaría aspirar a decidir quién es nuestro guía espiritual. La imposición de tales cuestiones es característica de los regímenes totalitarios y define a los que se empeñan en ello. No son liberales, coloquialmente se les llama "fachas", de toda la vida.

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