Asuntos & cuestiones

Rece, monseñor

Quiero dar la enhorabuena a Monseñor Martínez Camino por la fiesta que van a celebrar en Roma para honrar la muerte de sus mártires. Lo único que lamento es que no tenga una palabra de misericordia para esas familias que pasean por el campo sabiendo que, en algún lugar, por ahí, tienen a sus seres queridos enterrados como perros. ¡Todavía! ¿No le importa? A mí sí. Yo, que me he criado en la doctrina cristiana, no comprendo que den la espalda, de una forma tan cruel, al dolor de este pueblo que, además de vivir con el desgarro del asesinato de sus seres queridos, ha tenido que soportar la indiferencia y el olvido de la Iglesia Católica, la humillación, el insulto y, todavía hoy, 70 después, la incomprensión y difamación de aquellos que disfrutan de monumentos a los caídos, monolitos, y un lugar en el cementerio para enterrar a los suyos.

Imagínese cómo se sentiría usted si tuviera que estar luchando, ¡todavía!, para que  a sus mártires les quitaran

la etiqueta de asesinos. Imagínese como nos sentimos los que hacemos nuestros todos los muertos, también
los suyos, porque no entendemos esa mezquina y miserable distinción. Enhorabuena monseñor. Enhorabuena por esa fiesta, por estos setenta años de fiesta. Un pequeño ruego monseñor: "Rece alguna vez para que se haga justicia con
los otros: los miserables". ¡Por Dios!

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