Asuntos & cuestiones

En el nombre de Dios

Hace una semana publiqué un artículo sobre el genocidio que se está llevando a cabo en Gaza. Estaba convencido de que el horror que están viviendo los palestinos se detendría de inmediato. La masacre no podía continuar, porque, ante la barbarie criminal orquestada por el estado de Israel, la comunidad internacional se vería incapaz de eximir las tradicionales coartadas para no intervenir y evitar, como tantas veces, condenar el crimen terrorista al que estamos asistiendo día a día. Es la misma equidistancia que clamaba por la neutralidad, mientras Hitler bombardeaba Guernica.

Esta vez, ante los ataques que sufren los miembros de la ONU por parte del Ejército israelí, cabía pensar que las cosas estaban yendo demasiado lejos. No recuerdo antecedentes de un Ejército "aliado" expulsando a los miembros de las Naciones Unidas a bombazos. La ONU ha reaccionado enseguida manifestando "su honda preocupación". Matan a los suyos, les preocupa. A mí también me preocupa, y mientras le damos vueltas a nuestras preocupaciones, siguen asesinando personas. También mientras lees este artículo, porque el poder del dinero permite saltarse todas las normas, convenciones y resoluciones, y los que aceptamos las reglas del juego vemos con terror cómo se levanta el decorado para mostrarnos la realidad de un sistema cruel y xenófobo que debemos reconducir.
Saldremos a denunciarlo donde sea, como sea y, una vez más, tendremos enfrente a los que se pasan la vida gritando que con los terroristas no se negocia, mientras aplauden a estos criminales que no tienen inconveniente en sentarse a hablar para prolongar la masacre hasta que la "operación culmine" y entonces, sólo entonces, en un alarde humanitario, parar el derramamiento de sangre.

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