Asuntos & cuestiones

Contra la manipulación

Colaboré en la organización de un concierto benéfico y los únicos que no cobraron, como en todos los que he participado, fueron los artistas que, mira por donde, eran socios de la SGAE. La publicidad en los medios de comunicación se comió la mayor parte de los beneficios, concretamente, veintisiete mil trescientos ochenta euros (veinte mil cuatrocientos cincuenta y tres entre la Ser y El País que, además, hubo que pagar por adelantado. El que cotizó tuvo que pedir prestado). Por eso me sorprende que esos mismos medios se rasguen las vestiduras afirmando que es vergonzoso sacar tajada de un acto benéfico y carguen contra los únicos que no pidieron nada. Agradezco el descuento que nos hicieron, pero en un acto de coherencia deberían devolvernos el dinero. Además, los artistas cedieron lo que les correspondía de derechos de autor, tema que no se ha resuelto (si uno canta una canción de Lennon, por ejemplo, ya se forma el lío).

También ganan dinero los grandes almacenes que venden entradas, cobran comisión. Cobran todos los que trabajan en la infraestructura, los que alquilan el local, las vallas, las sillas, los servicios del bar, los proveedores de bebidas, seguridad etc..., todos, menos los artistas. Son los únicos que dan su trabajo totalmente gratis y son ellos, precisamente, los que se llevan la hostia en portada. Es muy injusto y así hay que contarlo, aunque me incluyan en su campaña de desprestigio intentando restarme credibilidad con adjetivos que no vienen al caso, por hacer uso de la libertad de expresión, una libertad que deberían ser los primeros en defender, al tiempo que su negocio, que no es el nuestro.

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