Asuntos & cuestiones

Aminatou Haidar

Yo no entiendo cómo alguien que no desea viajar y carece de pasaporte puede llegar a entrar, primero en un avión, y más tarde en España, teniendo pinta de mora, cuando muchos se dejan la vida en el Estrecho de Gibraltar en el intento.

Los medios más osados hablan de que Aminatou Haidar sufrió algo parecido a un secuestro. ¿Qué puede haber parecido a un secuestro? ¿Un medio secuestro? ¿Un secuestro con educación? Creo que la única palabra que cuenta en todo este embrollo que han fabricado los medios de comunicación con tal de no llamar a las cosas por su nombre es la suya. En el colmo del cinismo primermundista, se la tachó de ingrata por no querer aceptar nuestra hospitalidad. Regalamos lo que no se nos demanda para tener argumentos que tranquilicen nuestra conciencia y, ya puestos, se carga contra aquellos que se acercan para ayudarla, mostrarle apoyo y así evitar que sufra sola como una apestada en los pasillos de un aeropuerto cuyos responsables, en el colmo del absurdo, la multaron por alterar el orden. También podrían hacerlo con los que duermen en los pasillos a causa de los retrasos. Esta mujer sólo ha querido una cosa: volver a su casa sin admitir que es de un país distinto al suyo, sin tener que pedir perdón a los que le han hecho tanto daño, y sin reconocer traición alguna a una patria a la que no pertenece.

Los pragmáticos han aconsejado en todo momento que ceda y se quite este lío de encima. No quieren comprender que no es una ciudadana cualquiera, quieren matar con ella la resistencia de un pueblo que lucha contra la barbarie, contra la impunidad de los que, amparándose en la fuerza, invaden a sus vecinos y, si nadie lo impide, los exterminan.

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