Asuntos & cuestiones

Cuando las personas son cosas

El banderazo de salida ya está dado. Los tiempos de crisis son los más proclives para que las ideologías ultras afloren disfrazadas de lógica aplastante. Los discursos xenófobos son de una gran rentabilidad electoral. Tan sólo hay que superar el pudor de lo políticamente correcto para arrasar en las urnas. No importa lo que diga la ley. No importa lo que diga la Constitución, tan sagrada cuando conviene. Por encima de cualquier consideración ética está el acceso al poder a cualquier precio. Así, después de que algunos miembros del partido manifiesten su rechazo a la medida del Ayuntamiento de Vic para despejar cualquier duda de xenofobia o racismo, Rafael Hernando, portavoz de inmigración del PP en el Congreso de los Diputados, enuncia la doctrina oficial de los suyos: "No es una cuestión de xenofobia sino básicamente de liquidez".

¿Dónde ve la contradicción? ¿No puede haber xenofobia por motivos de liquidez? Es, precisamente, en los momentos críticos cuando arrasan las teorías que priman a los patrios frente a los forasteros. Olvida, tal vez, Hernando que el siguiente paso podría ser que los catalanes plantearan no tributar impuestos al Estado por un problema de liquidez, dando prioridad a los nacidos en Catalunya de toda la vida. Cuando uno abre la vía de la distinción acaba siendo forastero en algún sitio y encontrando una barrera donde menos se lo espera por problemas de liquidez. Es fácil concluir que cuantos menos seamos a repartir, tocaremos a más. Él lo explica mejor: "Hay un grupo muy importante que no tendría que estar". Que sus hijos mueran de hambre es irrelevante. Dichosos los llamados a esta cena.

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