Asuntos & cuestiones

Y habitó entre nosotros

La visita del Papa ha suscitado por primera vez una polémica visible. Algunos no creyentes hacen oír su disgusto porque esa visita se sufrague con fondos públicos.
La otra parte justifica el gasto alegando que el Sumo Pontífice es, además, jefe de Estado y debe ser recibido con los honores que marca el protocolo. No creo que la condición política del Papa deba sacarse a relucir estos días porque entra en contradicción con el cometido místico para el que dicen que Jesucristo fundó esa institución. ¿De dónde se han sacado un reino en este mundo, cuando el hijo de dios dejó claro que era un fin del que había que huir?

Por otra parte, y dada la tendencia de la Iglesia a cuestionar las leyes que nos damos, cabría preguntarse si es un Estado amigo y quién ha dado a sus embajadores potestad para inmiscuirse en cuestiones de política interna.
Otro punto a tener en cuenta es que no se trata de un país democrático. Lo habitual es que los líderes autoritarios nos visiten de tapadillo y por motivos de interés económico, y aquí el interés no se rige por la ley de mercado sino por la del embudo.
Por estas y otras razones, los creyentes deberían basar la justificación del gasto público en su condición de representante del hijo de dios, pero también podríamos preguntarnos qué hace dios pidiéndonos dinero a nosotros, y si algún día renunciará a los milagros personalizados, abandonará esa especialidad en reconstrucción de extremidades y apariciones sorpresa a pastorcillos para tener un gesto con el conjunto de la humanidad, mucho más necesario que las túnicas mega-fashion que se compran con nuestra pasta. Pídansela a Él. ¿O no tienen fe?

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