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España en el ADN

Público

Esta España, que son dos, sobrevive gracias a los patriotas que día a día le donan sus más sentidos pensamientos y oraciones para salvarla del contubernio internacional aniquilador del pensamiento y la reserva espiritual de Occidente, que tantos siglos de guerras y tantos millones de muertos costaron implantar, hasta quedar grabados, en palabras de su portavoz González Pons, en el ADN del partido. Ese partido que nos protege de la legión de anticristos vociferantes y violentos que, negando el carácter confesional de la patria, la entregan a la conjura islamista, abortista y homosexual.
Mas no debe entenderse la alianza que emprenden los patriotas con el enemigo exterior, que se enriquece mientras nos hunde, como un acto de traición o felonía miserable consecuencia de la ambición desmedida de poder, sino como la apoteosis del amor patrio que prefiere ver a su amada muerta antes que mancillada.

Así, al contemplar el destino de España entablado, atravesado por el estoque de los especuladores, asaeteado por las banderillas que los intereses del mercado clavan en el morrillo de nuestra economía para que humille ante el regocijo de sus carteras, nuestros salvapatrias saltan al ruedo, mas no para levantar al toro, sino para formar parte de la rueda de peones que le haga doblar y, si fuera preciso, introducir de forma certera una mano invisible que le dé la puntilla.
La broma de vender que ocultamos datos y que el Gobierno miente nos va a costar mucho dinero a todos. Algo debería decir la patronal de este país de la alianza del Partido Popular, al que tanto apoya, con los mercaderes que buscan nuestra ruina.

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