Asuntos & cuestiones

Cuerpos que dan gloria

La actuación de los hermanos Pellegrini en el Vaticano ha resultado un tanto inusual por la acción de los acróbatas al dejar al descubierto pectorales y chocolatinas abdominales que a punto estuvieron de hacer levitar a Su Santidad de su beatífico trono. La mirada de Benedicto XVI da pie a otro gran misterio porque es difícil deducir en qué estaría pensando, aunque si recordamos que, según la Biblia, el hombre está hecho a imagen y semejanza del Creador, debió de concluir: "Estos se le deben parecer bastante", y creyera estar ante la imagen misma del Altísimo.
Desconozco el pasado de estos acróbatas, pero por la arrogancia mostrada al descubrir sus torsos, más que una bendición piadosa, parecían reclamar un billete en el tanga. Frustrado propósito, pues de todos es sabido que las altas jerarquías eclesiásticas, amén de caracterizarse por tirar más a lo mendicante que a lo dadivoso, a pesar de su abigarrada parafernalia indumentaria, no suelen llevar monedero.

Esta exhibición corpórea parece que complementó la anímica que de forma endémica se manifiesta en los pasillos y claustros de los conventos, pues provocó en las monjas que ocupaban las entradas de pie, la saca de pañuelos agitados en tradicional gesto taurino de petición de oreja, y el desenvainar de cámaras de fotos para inmortalizar el momento, en ese afán por lo eterno que caracteriza su liturgia. Por poner una pequeña pega al espectáculo, diría que la parte heterosexual quedó un poco descompensada, pues la señorita que los acompañaba, con la que la Naturaleza también parecía haber sido generosa, iba tapada como un buzo.
Una simple muestra de lo grandioso de la Creación.

Más Noticias