Asuntos & cuestiones

Estamos tocando el fondo (2)

Lo paradójico de la absolución de Camps es que en su inocencia no cree ni él. Tampoco los suyos, de ahí que su rehabilitación política no sea inmediata, como correspondería a un presidente apartado de forma temporal, tras demostrarse su inocencia y, sobre todo, si como afirman los puntos en los que se basa la resolución absolutoria del jurado, ha sido víctima de una trama por parte de policías, fiscales y jueces dirigida nada menos que por el sastre José Tomás, ese al que Trillo ponía en duda porque no tenía título que avalara su condición de sastre que, como todo el mundo sabe, cualifica y pondera el testimonio de cualquier testigo.

Esta trama urdida por el sastre que le ha valido a Camps la absolución, produciría alborozo y risión si no fuera porque de nuevo pone en tela de juicio, y valga la redundancia, ya que de sastres y Justicia hablamos, la capacidad del sistema para resolver lo evidente y la indefensión en la que quedamos los ciudadanos ante el disparate de reacciones absurdas que este esperpento ha generado en nuestros próceres, que no parecen haberse sorprendido ni indignado con lo que se ha escuchado en las sesiones del juicio, más bien al contrario, han celebrado la absolución como si los acusados hubieran sido rescatados de entre los escombros tras un terremoto.

Mala pedagogía para los ciudadanos y legitimación por parte de la clase dirigente de la derecha española de aquella escuela que nació, precisamente, en la Comunidad Valenciana, que definía la política como una extraordinaria oportunidad para forrarse.

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