Asuntos & cuestiones

Estamos tocando el fondo (1)

La reacción de algunos líderes del PP ante la sentencia de Camps delata su sentido ético: se definen más cerca del latrocino que de la honradez. Se pregunta Dolores de Cospedal: "¿Quién repondrá la honorabilidad de Camps y Costa?". Esa tarea es imposible después de lo visto y oído durante el juicio, pero cabe presumir que a esta señora la cohabitación de los altos cargos de la Administración con presuntos delincuentes encarcelados que, presuntamente, roban las arcas públicas, certifica la honorabilidad. Otra cuestión es que un jurado popular decida por un solo voto que no se ha podido probar la existencia de regalos que los acusados, por otra parte, agradecen con un entusiasmo en lo afectivo propio de enamorados.

Vivimos tiempos de júbilo para los afines a la ideología de los absueltos, y de desánimo para los demás, como si el dinero que sustraen los corruptos fuera sólo de los que no les votan. Cabe preguntar a doña Dolores, siguiendo el estilo del presidente de la nación, que siempre ha estado en comunicación con Camps y nunca, por lo visto, ha dudado de su inocencia (a diferencia del propio acusado que redactó un documento declarándose culpable que decidió no entregar en el último momento): ¿quién repondrá la honorabilidad a los testigos que han pasado por la sala aportando inequívocas pruebas de culpabilidad de los acusados? Y, por último: ¿quién repondrá el caviar en la despensa de los absueltos? El negocio es rentable.

Camps se declara feliz como militante del PP: es el partido que le corresponde, ahí está entre los de su condición, le comprenden y le respetan.

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