Asuntos & cuestiones

Del derecho a la caridad

La reforma laboral no tiene que ver con la solución de la crisis, es una demanda que los empresarios vienen reclamando desde que tengo memoria. No se trata de una reforma coyuntural sino irreversible, se mantendrá cuando la economía mejore, responde a un modelo ideológico, no de gobierno, viene para quedarse.
Como Agapito, el célebre puntillero de Las Ventas, aguardaban cuchillo en ristre que los ciudadanos con su voto les dejaran manos libres.

Estas acciones recuerdan los saqueos que se producen en las tiendas durante los disturbios de las grandes ciudades. Están entrando a saco a por los derechos de los trabajadores con la mentira mil veces repetida de que la rigidez del mercado laboral impide el desarrollo de la economía, cuando vivimos en un mundo donde casi nadie puede hacerse un proyecto de vida, precisamente, por la inseguridad laboral y la precariedad de los contratos que no garantizan estabilidad alguna. Con la coartada de los cinco millones de parados se abarata y facilita el despido, y se permite rebajar las condiciones del que trabaja.

Dice el presidente de la CEOE que este no es un traje a su medida. Debe ser que el Gobierno se ha olvidado del pasador de corbata. Tal vez debería incluir como última medida al servicio de los ciudadanos la libre circulación de capitales hacia paraísos fiscales, eso daría alegría al mercado y de las migajas del banquete podrían comer algunos españoles agradecidos. El trabajo, por fin, dejará de ser un derecho para convertirse en un acto de altruista y caritativo amor patrio.

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