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Dijo la zarza: "Soy el que soy"

A muchos les sorprende que alguien gane dinero y no sea de centro, como yo. Es curioso porque los que más me echan en cara mis ingresos son los liberales en economía. Al parecer, sólo los de derechas pueden ser ricos y legales. Entienden que la ideología debe ir paralela a la cuenta corriente, y que el grado de derechización debe ser directamente proporcional al número de ceros de la cuenta. Por tanto, si a un rojo le toca la lotería, al día siguiente debe hacerse de centro, y si el premio es gordo, fascista. La pregunta, entonces, es: ¿qué hacen ahí los que no son ricos? En cualquier caso, los amantes de la ideología nacional española deberían ser un poco más selectivos. Yo nunca he buscado ir de la mano de la gente que desprecio, sino de la que admiro, y, sinceramente, encuentro pocos motivos para pasear mi españolidad, envuelto en la bandera, por las rutas imperiales de la mano de mis detractores. Me difaman, me insultan, me cargan de razón. Siempre me he encontrado más a gusto entre la gente que lucha por la libertad, también la de los demás, que entre la que reacciona ante el menor atisbo de ampliación de derechos. Me refiero a los que creen que se amenaza a su familia cuando los homosexuales se pueden casar, las mujeres piden libertad para decidir sobre su embarazo, o se levanta la obligatoriedad de estudiar la religión católica. Yo les aconsejo que vivan su sexualidad con plenitud, tengan tantos hijos como deseen, y enseñen a sus hijos lo que les dé la gana, no por obligación, sino como ciudadanos de un país libre que no quiere perseguidores ni perseguidos. Yo, por mi parte, continuaré pensando que la libertad no es una metáfora; hay que usarla, y seguiré siendo lo que me dé la gana. ¿Con su permiso? No, ¡por derecho!

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