Asuntos & cuestiones

¿Quién persigue a quién?

Tras la concentración del mes de diciembre a favor de la familia (no necesariamente la de Zapatero), que se convirtió en soflama contra el Gobierno, vino el famoso comunicado en el que los obispos recomendaban que no se votara a partidos que incluyeran una serie de propuestas en sus programas. Descartando la negociación política con ETA, que no la lleva ninguno, pero que ha estado tradicionalmente en manos de la Iglesia católica (que siempre se ha ofrecido a hacer de intermediaria en los encuentros con ETA, y lo ha hecho), las demás condiciones las incumplen todos los partidos, incluido el PP. Ahora dicen que no piden el voto para nadie. Son neutrales, como siempre. De todos modos, se han escandalizado porque ven en la reacción de los que se han sentido perjudicados por su panfleto una persecución a la Iglesia. No es una persecución, es un grito de supervivencia. Para que ustedes me entiendan, en mi mundo caben todos. Los que abortan y los que no; los van a misa y los que toman cañas a la misma hora; los que dan limosna a la salida de la iglesia y los que la piden; los que se divorcian y los que firman un contrato irresoluble; los que llevan sotana y los que llevan minifalda. Todos. Y no conozco a nadie que se plantee la prohibición de los ritos o actos religiosos. Sin embargo, esta jerarquía eclesiástica pretende cambios en algunas leyes que, de hacerse, impedirían a muchas personas llevar una vida digna, realizarse como individuos en nuestra sociedad. Ellos siempre tendrán su espacio y su palabra, y podrán seguir con sus actividades religioso-político-mediáticas gracias a nuestro dinero, el de los pecadores. Pero no falten a la verdad, ustedes son los que persiguen; nosotros, los perseguidos en el nombre de Dios.

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