Balagán

Más guerras de religión

Las guerras de religión no se limitan a los palestinos, como veíamos en la entrada anterior. En Israel, y en los territorios ocupados habitados por los colonos judíos, también las hay. Estos días un nutrido grupo de rabinos, algunos muy prestigiosos en su ámbito, que es el nacionalista y ortodoxo, se enfrentan a la policía israelí, porque el jueves pasado la policía detuvo al rabino Yosef Elitzur, de Yitzhar, un asentamiento bastante radical de Cisjordania, por incitación al racismo.

La policía interrogó a Elitzur, que es coautor del libro Torat ha-Melej (El Pentateuco del rey), donde se justifica, mencionando textos religiosos y la ley judía, el asesinato de gentiles (no judíos) que amenacen a la comunidad judía, aunque sea pasivamente, e incluso aunque se trate de "gentiles justos" que hayan hecho bien a los judíos.

La detención de Elitzur ha vuelto a poner en pie de guerra a numerosos rabinos ortodoxos y nacionalistas de Cisjordania. Los rabinos dicen que la policía no debe intervenir en asuntos de religión porque no está capacitada para decidir el contenido de los textos religiosos judíos. La interpretación de los textos religiosos, dicen los rabinos, corresponde exclusivamente a los rabinos. Algunos rabinos incluso se han negado a acudir a citaciones policiales aduciendo precisamente que la policía no entiende de religión y que son ellos, los rabinos, los verdaderos guardianes de la tradición religiosa.

Esta semana pasada, otro rabino, Dov Lior, se negó a declarar ante la policía, que quería interrogarlo por haber defendido públicamente el mencionado "El Pentateuco del rey", incluido el asesinato de gentiles. Su abogado dijo que "El acoso de la policía a los rabinos por las opiniones que expresan acerca de la ley judía contradice los principios del Estado sobre libertad religiosa y libertad de expresión".

El libro en cuestión se publicó hace casi un año, en noviembre de 2009, pero se nota que la policía israelí ha andado con pies de plomo. Todo el cuidado es poco puesto que lo último que desea la policía es enemistarse con el sector ortodoxo nacionalista, u originar una crisis política.

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