Balagán

Campesinos perseguidos

Cerca del pueblo Susiya, al sur de Cisjordania, los campesinos palestinos experimentan estos días la misma experiencia que todos los campesinos de Cisjordania que se dedican a recoger la cosecha de aceitunas. La mayoría son propietarios de unos pocos olivos, a veces varios centenares, pero cada año, en octubre, se ven acosados por los colonos judíos que viven en las colonias que hay cerca de sus campos. Les roban las c0sechas, les agreden, les queman o talan los olivos y los tienen amedrentados, ahora más que durante el resto del año, mientras los soldados israelíes se lavan las manos o miran para otro sitio, dejando que las tropelías propias de la ocupación sigan adelante.

Algunas pequeñas organizaciones israelíes judías asisten a los campesinos palestinos. Sus miembros voluntarios se desplazan hasta los campos de Cisjordania a primera hora de la mañana y permanecen allí hasta la puesta del sol. Su presencia disuade a veces a los colonos, aunque no siempre. Dos de las organizaciones israelíes que llevan a cabo esta encomiable tarea desinteresadamente son B'Tselem y Rabinos por los Derechos Humanos.

El objetivo de los colonos es hacer la vida imposible a los palestinos. Este objetivo se persigue durante todo el año, aunque estos días con más ahínco. Los colonos que participan en las redadas suelen ser jóvenes, de entre 16 y 25 años en su mayoría, aunque a veces también participan otros más veteranos, incluso se han dado casos en los que había profesores y rabinos. Todo el mundo conoce esta situación. La conoce el gobierno israelí y la conoce el Ejército, pero ni el gobierno ni los militares la atajan. Y al no atajarla consiguen que cada año haya más colonos que participan en las redadas. Crean deliberadamente una situación que hace la vida imposible a los campesinos, y a los palestinos en general, con objeto de que abandonen sus tierras. La comunidad internacional conoce perfectamente lo que ocurre, pero también se lava las manos.

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