Balagán

Delfines de Merkel

El semanario Der Spiegel citó ayer a funcionarios alemanes e isralíes que confirmaron que los submarinos Dolphin que Alemania fabrica y financia con destino a Israel están preparados para portar ojivas nucleares.

Esto no es ningún secreto. Se sabía desde hace muchos años, aunque la canciller Merkel lo había negado repetidamente sin inmutarse por la mentira.

Los primeros Dolphin se entregaron a Israel en la década de los noventa. Recuerdo haber leído en la primera mitad de los noventa una noticia breve de apenas cuatro o cinco líneas en el Jerusalem Post que daba cuenta de la entrega del primer submarino. Supuse entonces que la censura no permitía ir más allá de esas escuetas cuatro o cinco líneas.

Desde aquel breve anuncio ha llovido mucho, incluso en Israel, y el temor inicial al qué dirán ha desaparecido, aquí y en Alemania, donde ahora se informa más abiertamente de esos submarinos que se fabrican en Kiel.

Gunter Grass recientemente publicó un poema en el que criticaba a Alemania por colaborar tácita pero activamente con el programa nuclear israelí. Lo que consiguió a cambio es que lo tildaran de antisemita.

Los Dolphin pueden permanecer largas temporadas sin atracar en un puerto para abastecerse, de manera que son ideales para desplazarse al Golfo Pérsico.

¿Es posible alcanzar la paz con un Israel tan desmesuradamente fuerte? ¿Es posible que los submarinos alemanes con ojivas nucleares consigan que Israel se retire de Cisjordania y el Golán? Creo que la respuesta es clara y que Merkel la debe conocer.

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