Balagán

Lluvia de millones

Apenas unos días después del triunfo del golpe, la lluvia de millones está cayendo con fuerza en Egipto. Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait se han apresurado a anunciar transferencias por valor de 12.000 millones de dólares. Durante el mandato de Mursi estos países se cuidaron de ayudar tan generosamente a los Hermanos Musulmanes, pero ahora no ven ningún impedimento para llevarse la mano a la cartera.

Washington, por supuesto, no tiene nada que objetar. Al contrario, el Pentágono ha dado luz verde al envío a Egipto de cuatro cazas F-16, lo que quiere decir que el presidente Obama considera que lo que ocurrió la semana pasada en aquel país no es un "golpe".

La situación económica de Egipto se ha ido deteriorando fuertemente en el último año, con el descenso del turismo y por un generoso sistema de subvenciones, especialmente para la energía y los alimentos, que casi ha fulminado las reservas del país. Pero ahora, una vez caídos los Hermanos Musulmanes, Estados Unidos y las monarquías del Golfo llegan en auxilio de militares, liberales y mubarakistas.

Los saudíes no soportan a los Hermanos Musulmanes porque éstos propugnan un islam político. En el reino saudí se ve con buenos ojos el islam apolítico que practican una buena parte de los salafistas. De hecho, el wahhabismo es en realidad un islam apolítico, que tiene por objetivo principal extender un islam apolítico a su imagen y semejanza por todo el mundo, en el que lógicamente no tienen cabida los Hermanos Musulmanes.

Es evidente que Estados Unidos está satisfecho con el islam apolítico de los saudíes, como Israel estuvo satisfecho con el islam apolítico de los palestinos hasta que Hamas adoptó la resistencia armada, aunque de vez en cuando salgan elementos díscolos como Bin Laden o gran parte de los saudíes que ejecutaron los atentados del 11-S en Estados Unidos.

De hecho, en los últimos años estamos asistiendo a una alianza clara entre saudíes e israelíes, interesados ambos en acabar con el eje chii Irán-Siria-Líbano, y cuyos intereses vuelven a coincidir ahora en Egipto.

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