Balagán

Paciencia y generaciones

El presidente Obama pidió ayer paciencia para que la democracia pueda asentarse en el mundo, porque para ello puede ser necesario el paso de varias generaciones, un comentario sensato que desafortunadamente ha llegado demasiado tarde para millones de personas en Oriente Próximo.

Estados Unidos no tuvo paciencia en Irak, y las consecuencias se pagan día a día en ese país, o en Afganistán, o en Siria, donde hay centenares de millares de muertos y millones de refugiados y desplazados que no solo no han visto la democracia que les prometieron los neocón sino que han sufrido con crueldad en sus personas y en sus familias, hasta el punto de que sus vidas se han convertido en desgracias enormes, en un infierno.

La causa principal de los desastres de estas guerras y conflictos que asolan Oriente Próximo desde hace casi tres años es justamente la impaciencia de Washington por llevar la democracia a la región al coste que sea.

El departamento de Estado y sus expertos siguen siendo en gran medida los mismos neocón que condujeron la horrible guerra de Irak en 2003, que terminó con la célebre frase del presidente Bush hijo: "Misión cumplida". Desgraciadamente, la misión no solo no se cumplió, sino que ahora nos enteramos de que tardará generaciones en cumplirse.

La gente que decide desde el departamento de Estado es en su mayor parte gente sin experiencia directa en Oriente Próximo, expertos de laboratorio que en ningún momento tienen en cuenta consideraciones básicas, de tipo económico, social o religioso, puesto que creen en abstracto que la democracia es buena para todo el mundo y lueego la aplican como si trabajaran con una probeta de laboratorio.

Las consencuencias de esta nefasta política están a la vista, ahora en Egipto, pero antes en otros países, y muy probablemente más adelante en otros países distintos.

El comentario del presidente Obama diciendo que la democracia puede necesitar el paso de varias generaciones es acertado, pero los americanos podían haber llegado a esa conclusión hace mucho tiempo, si el departamento de Estado no estuviera plagado de visionarios.

Obama aún puede hacer mucho bien si saca de Washington a esa gente cuanto antes, y la sustituye por otros expertos más sensatos y con conocimiento de Oriente Próximo.

Más Noticias