Balagán

Egipto, ¿cambio de reglas?

El atentado de ayer contra un autobús turístico en la península del Sinaí, en el que murieron tres surcoreanos y el conductor egipcio, tiene de particular que es el primero dirigido contra los turistas en esa región.

La península del Sinaí ha sufrido decenas de ataques y atentados desde el golpe de julio contra Mohammed Morsi, pero este es el primero que no se dirige claramente contra la policía o el ejército, sino contra civiles, y más concretamente contra turistas.

Se trata de un salto cualitativo que sin duda incidirá en el turismo que recibe Egipto, y no hay que olvidar que se trata de una fuente de ingresos importante para su economía, si bien desde el golpe Egipto ha recibido miles de millones de dólares en ayuda por parte de los países sunníes del golfo.

Todo hace suponer que esas cuantiosas ayudas no van a detenerse, especialmente si tenemos en cuenta que los países del Golfo temen más que nada al islamismo político, un objetivo que comparten con el régimen del general Abdel Fattah al Sisi.

La autoría del atentado hay que atribuirla al difuso grupo Ansar Beit al Maqdis, una organización salafista-yihadista que se ha atribuido prácticamente la totalidad de los ataques de los últimos meses en el Sinaí, y buena parte de los ocurridos en la zona continental del país.

El hecho de que el atentado de ayer haya sucedido a unos escasos 250 metros del paso fronterizo que conecta el Sinaí egipcio con Israel, junto al balneario de Taba, debe interpretarse como un ataque contra Israel. No en vano, los turistas estaban a punto de cruzar la frontea para visitar los Santos Lugares en Israel y en los territorios ocupados.

Lo que es sorprendente es que los atentados contra el turismo no hayan empezado antes. Los yihadistas han tardado mucho en adoptar una decisión en este sentido, y el atentado de ayer puede muy bien indicar que las reglas del juego han cambiado.

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