Balagán

Un fantasma en Ramala

Las protestas palestinas contra el presidente Mahmud Abás van en aumento conforme crece la brutal represión del ejército israelí y de la policía palestina en la Cisjordania ocupada.

La irrupción de las tropas hebreas en los territorios ocupados, que normalmente se produce a diario, ha adquirido un tinte más dramático desde la captura de tres jóvenes colonos en el área de Hebrón hace diez días.

Las unidades del ejército han entrado con gran violencia incluso en el corazón de Ramala y grupos de jóvenes han salido a las calles a tirar piedras a los soldados en "enfrentamientos" que han durado varias horas.

Después de la retirada de los soldados, los palestinos la emprendieron a pedradas contra una céntrica comisaría de la policía palestina, y hubo manifestaciones en las que se coreaban gritos contra la Autoridad Palestina.

"Marra al shurta, marra al yaish!", gritaban airados los manifestantes, es decir "Una vez es la policía (palestina) y otra vez es el ejército (israelí)", consigna que junto con otras similares denuncian el reparto del trabajo sucio que se hacen amigablemente la policía palestina y el ejército israelí para reprimir cualquier tipo de discrepancia política en Cisjordania.

Apenas unas horas antes la policía palestina desmanteló a palo limpio una manifestación pacífica que tuvo lugar en Hebrón en respaldo a los prisioneros palestinos encarcelados en Israel, lo que da una idea del nivel que está adquiriendo la represión.

La degeneración del conflicto palestino y la impasibilidad de la comunidad internacional han convertido al presidente Mahmud Abás en un fantasma que se mantiene artificialmente gracias a la generosa ayuda europea, teniendo presente que de esta manera los europeos se lavan las manos y no hacen nada para resolver el conflicto y poner fin a la ocupación militar y a la constante expansión israelí.

Una década después de establecerse en la Muqataa de Ramala, Abás sigue allí, aunque no podrá aguantar mucho más tiempo. En su hoja de servicios solo puede consignarse que ha mantenido en estos diez años una estrecha colaboración con el ejército israelí sin obtener absolutamente nada a cambio.

Abás se ha convertido con toda seguridad en el personaje más odiado por una buena parte de los palestinos y puede ser perfectamente que sus días en la Muqataa estén contados.

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