Balagán

La mezquita Al Aqsa como objetivo

La partición física de la mezquita Al Aqsa de Jerusalén ya está en el horizonte y parece más próxima que nunca.

La irrupción ayer de las fuerzas de ocupación en la Explanada de las Mezquitas, coincidiendo con la celebración del año nuevo judío, es apenas otro paso en esa dirección, un paso que se ha convertido en cotidiano desde hace ya mucho tiempo.

Los palestinos también han sido abandonados en este punto por la comunidad internacional, que unas veces está ocupada con Irán, otras con los refugiados y otras con cualquier otro asunto.

Centenares o millares de judíos visitan regularmente la Explanada, en el sector ocupado de la ciudad, bajo una fuerte vigilancia de policías y soldados. En su mayor parte son colonos y extremistas que son azuzados desde el gobierno de Netanyahu.

La Media Luna Roja dijo ayer que 110 palestinos resultaron heridos o lesionados en la demostración de fuerza de la policía y los soldados. Los incidentes más graves se desarrollaron en el interior de la mezquita Al Aqsa y en las puertas de acceso a la Explanada.

Pese a la fuerte vigilancia policial, cientos de jóvenes palestinos lograron entrar en la Explanada en la noche del sábado al domingo. Las fuerzas de ocupación llegaron a primera hora de la mañana con la intención de desalojar a los palestinos, algo que ocurrió después de varias horas de enfrentamientos.

Después de expulsar a los palestinos, la policía y los soldados cerraron el recinto a los musulmanes y facilitaron la entrada de unos 145 colonos judíos y otros extremistas entre los que figuraba el ministro de Agricultura Uri Ariel, uno de los más radicales del gabinete

Estos colonos y extremistas, que no ocultan su intención de destruir la mezquita Al Aqsa y el Domo de la Roca para construir en su lugar el tercer templo judío, accedieron a través de la puerta de los Magrebíes, que está junto al muro de las Lamentaciones, y es la puerta que Israel habilita a los no musulmanes para acceder al recinto.

Los palestinos no se oponen a la entrada de extranjeros pero sí a la entrada de colonos y extremistas que pretenden destruir las mezquitas para lenvantar un nuevo templo.

Temen que los israelíes pronto procedan a la partición física de Al Aqsa, de la misma manera que ya dividieron la mezquita de Abraham en Hebrón.

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