Balagán

Trump habla con Abás

El viernes el presidente Donald Trump descolgó por primera vez el teléfono para hablar con el presidente palestino, Mahmud Abás.

Trump, que ya ha hablado varias veces con el primer ministro Benjamín Netanyahu, y que incluso se ha reunido con él en una ocasión en la Casa Blanca, dice, como todos sus predecesores, que quiere resolver el conflicto entre israelíes y palestinos, un conflicto derivado de la ocupación de Palestina por Israel desde hace medio siglo.

En realidad, los palestinos se conforman con el 22 por ciento del territorio de la Palestina histórica, un territorio cada vez más ocupado por las colonias judías y defendido violentamente por el ejército. El problema es que Israel está ávido de más tierras y no está dispuesto a ceder en esta exigencia.

Según fuentes palestinas, Trump ha invitado a Abás a la Casa Blanca. Aunque la invitación carece todavía de fecha, aquí se especula con que la administración americana va a intensificar sus contactos con israelíes y palestinos en los próximos días y en las próximas semanas, y que el encuentro de la Casa Blanca podría producirse hacia el mes de junio.

Hoy llega a Ramala Jason Greenblat, un abogado estrechamente relacionado con Trump que viene a mantener contacto con israelíes y palestinos. Otros dos pesos pesados en este trabajo son Jared Kurshner, yerno de Trump, y David Friedman, otro abogado de Trump que pronto será embajador en Israel.

Trump no se aparta de una vieja política americana que ha consistido en designar exclusivamente a judíos para resolver el conflicto, una política que ha fracasado completamente durante más de dos décadas, desde que el presidente Bush padre designó a media docena de judíos para resolver el conflicto, entre los que se encontraban Martin Indyk o Denis Ross, quienes durante un cuarto de siglo han estado engatusando a la opinión pública americana y occidental sin hacer absolutamente nada.

Podría esperarse que había llegado el momento de corregir el rumbo y nombrar a mediadores más imparciales, pero no ha sido así. Kurshner y Friedman son incluso más radicales que sus predecesores puesto que han contribuido con donaciones a las colonias judías más radicales e incluso al ejército que ocupa Cisjordania, de manera que no puede esperarse nada bueno de ellos.

Si realmente se quiere resolver el conflicto, simplemente debería obligarse a las partes a cumplir lo que dice la ley internacional. Todo lo demás no servirá de nada.

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