Balagán

Purga saudí

En los últimos días Arabia Saudí está viviendo un experiencia insólita. El heredero de laq corona, Muhammad bin Salman, de 32 años, ha iniciado una purga en el país quitando de en medio a otros príncipes, altos funcionarios y hombres de negocios.

Los más interpretan la purga como una acción necesaria para preparar un cambio generacional en el reino, la sucesión del actual rey Salman, hijo de Abdelaziz, fundandor del estado, por parte de su hijo Muhammad, nieto de Abdulaziz.

Muhammad bin Salman ha hecho muchas promesas a los saudíes, pero por encima de todo les ha prometido que reformará completamente el país, de arriba abajo, desde la economia hasta la religión pasando por la política.

Quiere que a partir del año que viene las mujeres puedan conducir y, sobre todo, dice que quiere acabar con la corrupción.

Las detenciones de los últimos días se han justificado por la lucha contra la corrupción, y en general han sido bien acogidas por la población joven del país.

El portal Middle East Eye decía el sábado que a los detenidos les están practicando torturas para extraerles confesiones acerca de su presunta corrupción.

Los príncipes y otros funcionarios notables arrestados están encerrados en un hotel de lujo de Riad e incluso en el palacio real.

Es una jugada arriesgada con la que Muhammad quiere allanarse el camino hacia la corona.

Uno de los detenidos es Bandar bin Sultan, un príncipe que durante muchos años fue embajador en Estados Unidos y al que se considera un hombre de la CIA. Ha sido detenido por presunta corrupción. Bandar es un príncipe que aparentemente ha estado vinculado a la adquisición de armas por parte saudí, y habría recibido importantes comisiones.

Pero Bandar tiene muy buenas relaciones con Estados Unidos e Israel, igual que su primo Muhammad, de ahí que choque su detención.

Muhammad parece decidido a acabar con cualquier resistencia dentro de la familia real, al coste que sea, y para ello deberá arriesgar mucho. Es lo que está haciendo.

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