Balagán

Zeev Sternhell y las 'características fascistas' de Israel

Este domingo ha muerto a los 85 años de edad el profesor Zeev Sternhell, premio Israel en 2008, uno de los intelectuales más incómodos para los distintos gobiernos israelíes desde hace décadas.

Sternhell era una autoridad mundial en materias relacionadas con el nazismo y el fascismo, sobre las que publicó numerosos trabajos durante su larga carrera, enseñando siempre en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Nacido en Polonia, sobrevivió al Holocausto, en el que perecieron varios de sus familiares, asumiendo la falsa identidad de católico. En 1951 emigró a Israel. En una ocasión dijo al diario Haaretz que no se consideraba sionista sino supersionista.

Sin embargo, durante décadas criticó la ocupación de los territorios palestinos. No fue el único en hacerlo pero su voz reverberaba periódicamente en el país.

Poco después de ser galardonado con el Premio Israel, sufrió un atentado. Un extremista judío-estadounidense, Jack Tytell, atentó contra su vida colocando una bomba en su domicilio. Sternhell sufrió heridas en una pierna y fue ingresado en un hospital.

Advirtió que la democracia israelí estaba erosionándose rápidamente como consecuencia de la ocupación y se dirigía a un "colapso". Para él, los asentamientos judíos implantados en los territorios ocupados tras la guerra de 1967 eran un "cáncer" que amenazaban la democracia, una profecía que con el tiempo se ha cumplido con creces.

"El establecimiento del estado (de Israel) fue para mí como la creación del mundo", manifestó una vez. "Para mí el sionismo fue y sigue siendo el derecho de los judíos a controlar su destino y su futuro".

No obstante, hace años profetizó que la evolución política del país era en la dirección de un totalitarismo, y que de hecho Israel ya había adquirido "características fascistas".

En uno de sus libros más conocidos concluyó que el movimiento laborista que en 1948 estableció el estado judío no tuvo un gran interés en aplicar las doctrinas socialistas, sino en establecer su dominio sobre el territorio.

En realidad, explicó, el socialismo estaba recluido en los kibbutz y no en el conjunto de la sociedad israelí. Él mismo se consideraba un laborista descontento con la manera en que se conducía el movimiento laborista.

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