Recomendación semanal: sobre hombres encantadores y de plena confianza

Un hombre encantador. No le puede caer mal a nadie. Presentador de un show matutino en Estados Unidos que lleva mil años emitiéndose, Mitch (Steve Carrell) es querido por la audiencia y por el personal de la cadena. Quizás, quien más lo quiere es la co-presentadora, Alex (Jennifer Aniston). Mitch y Alex han sido los encargados de dar y comentar noticias de todo tipo, incluidas las relacionadas con el #MeToo.

La serie comienza con la llamada que cambiará la vida de ambos. Mitch ha sido reportado por acoso sexual en el trabajo. Una Jennifer Aniston -de nuevo- enorme, nos muestra a una mujer abatida, asustada e incrédula. Es imposible que su compañero de vida (más compañero de vida de lo que es para su propia mujer) haya hecho algo así... ¿O sí?

Para poner en su verdadero lugar tanto a Mitch como a Alex, se cuela en escena y en la propia cadena una reportera (Reese Witherspoon) que ninguna tele quiere por ser demasiado objetiva e imparcial, una periodista incontrolable que sigue sus impulsos y hace que una conexión en directo sea una ruleta rusa para los directivos de cualquier cadena.

Será esta reportera casi desconocida la encargada de ir desgranando quiénes sabían y qué sabían -incluida la propia Alex- llegando a todas las sutilezas del comportamiento de Mitch, el hombre más querido de USA. Un hombre que no hubiera sufrido ningún tipo de escándalo antes del #MeToo, un presentador cuya plantilla y cadena no hubiese tenido -solo un par de años antes- ni una sola fisura a la hora de apoyarlo.

¿Realmente el #MeToo ha concienciado a tanta gente en tan poco tiempo? Alex no lo cree. El #MeToo tiene efecto colectivo, pero en lo individual hay mucho que decir.

The Morning Show (el nombre del programa matutino que da también nombre a la serie) es una serie que muestra los aspectos más sutiles no solo del acoso sexual en el trabajo, sino de su encubrimiento. Muestra los engranajes del sistema, los abusos de poder que cometen tanto quien acosa como quien compra el silencio para que nada estalle. Los y las cómplices, quienes miran hacia otro lado, quienes saben pero no se atreven a hacer nada. Solo una kamikaze como Alex puede sacudir esta alfombra, a sabiendas de que puede ser ella la primera que quede enterrada al hacerlo.

Una serie muy recomendable que peca de lo mismo que pecan todas las producciones estadounidenses: mostrar a una personaje claramente de izquierdas como alguien apolítica, una que simplemente es justa, con principios y sin apego por ninguna ideología. Como si eso tuviese algún tipo de sentido. En los principios y valores de cada personas está impresa nuestra ideología. Vivir en sociedad está inevitablemente ligado a una posición ideológica, pero en Estados Unidos siguen haciendo como si esta obviedad fuera eternamente ocultable al público.

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