Ciberviolencia machista. #25N

En internet, hoy día, hay tantas mujeres como hombres. Pero esto no siempre ha sido así. Nosotras éramos solo un 25% de usuarias frente al 75% de hombres en 1997. Esto siguió así durante algunos años, y no fue hasta 2015 que nos convertimos en la mitad del total. Y solo hablamos de España. En otros países, o en este mismo pero en otros aspectos, la brecha digital entre unos y otras es abismal.

Nuestro paso por internet no ha sido el mismo que el de los hombres. El acoso, los insultos y las amenazas de los hombres hacia las mujeres son el pan de cada día de las usuarias que son activas en redes sociales, ya sea esta de noticias, tipo Twitter, o apps de ligue, como Tinder. Internet es solo un reflejo de la vida real, y esto implica que los hombres copen más espacios, hablen más, más tiempo y sean más violentos que las mujeres, da igual la red social o el foro, esto es palpable incluso en sitios donde las mujeres somos más numerosas, como Facebook. Solo hay que mirar los números de quién elige y genera qué contenido se crea en Wikipedia entre el 84 y el 91% son hombres.

La violencia machista en internet, como en la vida, no sólo es el maltrato de los hombres hacia sus parejas usando las TIC, también es, por ejemplo, el acoso y derribo que sufren las gamers, las amenazas e insultos que reciben las feministas en todo el mundo y, en general, cualquier tipo de violencia que los hombres ejercen sobre nosotras en internet, desde los insultos en un blog hasta nuestra sexualización en Instagram, pasando por el acoso sexual que recibimos incluso en aplicaciones para vender cosas de segunda mano o en páginas para buscar empleo.

Las redes y aplicaciones, lejos de invertir tiempo y recursos en paliar la violencia machista, la fomentan no castigándola debidamente incluso cuando es directamente reportada. Y de esto no pongo ninguna estadística porque mis doce años en Internet reportando acoso, insultos y amenazas de muerte y de violencia sexual me bastan y me sobran para saberlo. Las direcciones de las RRSS están demasiado ocupadas en pensar cómo hacerte más adicta que en protegerte, esto último no da dinero, te hace perderlo. Podemos olvidarnos de que eso vaya a cambiar.

A raíz de esta ciberviolencia machista se han creado muchas redes de mujeres que se apoyan y se protegen entre ellas. En Internet estamos expuestas a la violencia machista cada día, pero también nos permite conectar con otras muchas mujeres. Me resulta muy difícil imaginar un auge del feminismo como el que hemos conseguido sin la posibilidad de habernos conocido y hermanado millones de mujeres de todos los lugares del planeta, de todas las edades y desde las realidades más diversas. Esta posibilidad de conexión también la han tenido los hombres, claro, pero el uso y disfrute de unas y otros vuelve a ser muy diferente. No usamos Internet de la misma forma porque no somos la misma cosa, no lo disfrutamos igual porque no somos iguales, y esta lucha es solo otra más a sumar a nuestra espalda.

Otra lucha que también ganaremos, sin duda.

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