Deseos VS Derechos

Charlaba ayer con María Fontella sobre cómo el discurso neoliberal se cuela por todas las rendijas. Sobre cómo el deseo de los hombres acaba viéndose como un asunto de derechos humanos.

La explotación de los cuerpos de mujeres por parte de hombres con discapacidad se llama ahora "asistencia sexual", incluso está subvencionada por algunos países de Europa. Los vientres de alquiler no son tales sino "maternidad subrogada".  La pedofilia, hace un tiempo que también empieza a defenderse como una "orientación sexual" más (buen trabajo hicieron aquí conocidos autores de la teoría queer, como Gayle Rubin, que fueron los primeros en llamarla "orientación disidente" o "sexualidad no normativa", como si fuera muy subversivo y revolucionario). Esto tampoco es nuevo, ya en 2006 Holanda legalizó un partido político que defendía la pedofilia.

Surge una neolengua que sujeta estos preceptos, el lenguaje es el vehículo del pensamiento y es necesario para normalizar e introducir discursos, incluso los más dañinos y misóginos. Surge la "identidad de género", "expresión de género", "nobinarismo", "maternidad subrogada"; "surrófoba" para quienes estamos en contra, "trabajadora sexual" y "putófoba" o "SWERF" -Sex Worker Exclusionary Radical Feminist- para quienes estamos en contra de la venta del cuerpo de las mujeres; surge el término "trans" en contraposición a "transexual", y también el "tránsfoba" o "TERF" -Trans Exclusionary Radical Feminist- para quienes queremos abolir el género, etc.

Si nos damos cuenta, este lenguaje disfrazado de transgresión y entendido a veces incluso como progresista, este discurso neoliberal que viene a decirte que si no lo entiendes los motivos son generacionales (te estás quedando vieja, prima, por eso estás en contra), tienen objetivos comunes: conseguir que la venta de los cuerpos de las mujeres se legalice y se normalice, que las granjas de alquiler de vientres no se queden solo es Ucrania, sino que los deseos de los privilegiados  puedan satisfacerse en cualquier lugar del mundo y que nuestros cuerpos puedan ser usados para cualquier deseo masculino: desde ser padre (no adoptivo, que si no hay genes y parecidos de por medio no gusta) hasta el penetrar a mujeres por todos los orificios que deseen, pasando por venderlo todo como Derechos Humanos. El derecho a ser padre, el derecho a tener sexo, etc.  Y aquí viene la guinda del pastel, la misma teoría misógina te dice que hablar de "los cuerpos de las mujeres" es tránsfobo, porque las mujeres no somos solo aquellas que tenemos biología femenina, ni muchísimo menos.

Si a estas alturas ya nos insultaban y generaban violencia con el putófoba, el surrófoba y excluyentes, violentas, etc. que ni pintado viene el tránsfoba y el "anti Derechos Humanos". Por si por algo somos mundiamente conocidas las feministas es por nuestra deriva fascista y contraria a los DDHH, claro. Pero es que no importa la realidad, ni los hechos, ni los siglos de historia, ni la ciencia ya, importa lo que se repite mucho: y si se repite mucho que elevar a categoría política la identidad individual es un derecho humano, da igual que no lo sea, lo es. Da igual que explotar a mujeres para quedarte con sus criaturas no sea un derecho humano, pero si repites mucho que ser padre es un derecho, pues bueno, quien no le dé muchas vueltas acabará convencido. Sobre explotar sexualmente y el derecho a mantener relaciones, con eso hemos crecido. ¿Es un derecho? No, pero, ¿qué más da si lo es en el imaginario colectivo?

Y la guinda del pastel que nos quedaba es la vuelta de la queer: si denuncias que el patriarcado explota los cuerpos de las mujeres, es decir, si eres feminista, eres tránsfoba, eres prácticamente Vox. Al final, no solo es que el neoliberalismo esté traficando con las mujeres para deseos de los hombres, es que su objetivo primero a derribar somos también mujeres, claro, somos mujeres quienes nos oponemos siempre a nuestra explotación.

No oirán ni verán violencia contra hombres por tránsfobos, no verán violencia contra "putófobos" o "surrófobos", no verán carteles en el propio 8M que alienten a la violencia contra hombres pro-feminismo, ni siquiera contra hombres, el "kill", el "matar", etc.,  siempre van seguidos de "tránsfoba" o de "TERF" o de "putófoba", es decir, insultos para mujeres.

Por un lado, se quiere asentar el mantra del "no presupongas el género de nadie por su apariencia", pero por otro lado, los insultos y la violencia la ejercen solo contra quienes tenemos biología femenina. Y es tan así, que a las mujeres transexuales contrarias al discurso neoliberal no las insultan de la misma manera, no son ni TERF ni tránsfobas, para ellas tienen reservado el truscum: escoria trans.

Está la cosa tan escorada hacia este tipo de discursos, que el gobierno "más feminista de la historia de España" sigue esta senda: no toca ni tocará la prostitución -los puteros pueden estar tranquilos- pero pone todo su esfuerzo en legislar sobre deseos individuales, reforzando el género, ese que es imprescindible precisamente, para que la prostitución exista.

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