Abecedario de las violencias contra las mujeres (I)

Abecedario de las violencias contra las mujeres (I)
.- PIXABAY

En la Resolución de Naciones Unidas 48/104, 20 de diciembre de 1993, se declaró que «por "violencia contra la mujer" se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada».

Los tipos de violencia contra las mujeres son muchos, y siempre intrincados en el sistema patriarcal bajo el que viven las sociedades que pueblan el mundo. Son estructurales, es decir, forman parte del esqueleto mismo del patriarcado, atravesando la vida de todas las mujeres de una u otra forma independientemente de su cultura, clase social, etnia, religión, etc. El único nexo en común entre todas las oprimidas por el patriarcado es su sexo: pertenecer a "el segundo sexo" en un sistema androcentrista (que toma el modelo del hombre como el estándar) es en sí mismo un riesgo para la salud y la vida de las mujeres.

Tomando este 25 de noviembre como marco, enumeramos cuáles son los tipos de violencias contra las mujeres:

Violencia física

Quizás la más conocida y reconocible (gracias como siempre al trabajo incansable de la lucha feminista).  Se trata de cualquier acto contra el cuerpo de las mujeres causándole daño o probabilidad de causarlo. La violencia física contempla cualquier tipo de agresión o maltrato por parte de un hombre que afecte o pueda afectar a la integridad física de una mujer. Por supuesto, no es necesario que esta violencia la aplique la pareja de la mujer, aunque a menudo (e incluso legalmente en muchos países) es la que cuenta para que sea considerada violencia machista.

Violencia psicológica

Se trata de cualquier práctica mediante la cual el hombre pretende someter, anular o humillar a una mujer, menoscabando su autoestima. Aun sin utilizar el maltrato físico este tipo de violencia puede acabar en feminicidio, ya que la víctima puede llegar al suicidio. No es necesario que el victimario tenga una estrategia fríamente trazada, basta con la creencia del machista de que su pareja le pertenece como cualquier otro objeto. Esto le hace creer que le está permitido decir o hacer cualquier cosa para que su pareja permanezca con él, sin importarle en qué situación esté ella, por supuesto. Las prácticas son diferentes y muy numerosas, desde minar la autoestima de su pareja hasta hacerse constantemente la víctima para manipularla mediante la pena y la culpa, pasando por el control (incluido el control del móvil u ordenador), el aislamiento de la víctima, la intimidación, el silencio como castigo, el gaslighting y muchas otras.

Violencia sexual

Este tipo de violencia implica cualquier acción que vulnere el derecho de una mujer a decidir de forma completamente libre acerca de su sexualidad. No es necesario el uso de la fuerza ni tampoco el acceso a sus genitales. La violencia sexual puede darse fuera o dentro de la pareja. La violencia sexual va desde el acoso callejero hasta la prostitución de mujeres. Este tipo de violencia, especialmente la que conlleva acceso carnal es sufrida (en contra de la creencia popular) por niñas y mujeres de todas las edades por parte de sus propios familiares y parejas en mayor medida que por desconocidos.

Puede ser perpetrada por uno o más hombres, con o sin uso de sumisión química. Sigue siendo violencia sexual aunque la víctima no diga específicamente "no", ya que hay que tener siempre en cuenta la situación o intimidación ambiental que pueda estar sufriendo la víctima.

Violencia reproductiva

Este tipo de violencia se ceba especialmente con las mujeres más pobres, pero no únicamente. El peso cultural y la presión social y familiar que sufrimos las mujeres lleva -y ha llevado históricamente- a que las mujeres tengan criaturas (a menudo múltiples veces) sin tener verdadero poder de decisión. Cuando hablamos de este tipo de violencia solemos relacionarlo, como siempre, con la punta del iceberg, es decir, el alquiler de vientres por parte de personas más adineradas que las víctimas. Sin embargo, esta violencia no solo está presente aquí ni es siempre tan obvia, ya que sus otras caras están muy normalizadas por el sistema. También, claro, se enmarca aquí el aborto forzado, la anticoncepción y la esterilización forzadas, etc. La negación de planificación familiar o la imposibilidad de acceder a ella sigue siendo violencia reproductiva.

Violencia intrafamiliar

Las niñas y mujeres también sufren violencia a menudo (y de todo tipo) dentro del seno de su propia familia y en su propio hogar, en su espacio supuestamente seguro. Este tipo de violencia, cuando entra dentro del ámbito de la violencia machista, es reproducida por parte de aquellos hombres con los que conviven. Aquellos que deberían cuidarlas, respetarlas, criarlas o educarlas.

Violencia económica y patrimonial

El dinero es usado a menudo para abusar emocionalmente de las mujeres. En España, más de un 11% de las mujeres ha sufrido violencia económica. Hablamos de todo tipo de manifestaciones que van desde el impago de la pensión hasta el robo, pasando por el control del dinero de la víctima, los gastos o las adquisiciones de la mujer. A menudo, esta violencia es más posible debido a que tanto victimario como víctima comparten una única cuenta bancaria, teniendo él acceso a absolutamente cualquier movimiento de la mujer. En cuanto a la violencia patrimonial, en mi opinión, se enmarca más dentro de la violencia vicaria, que vemos más adelante.

Violencia simbólica 

Este tipo de violencia fue nombrada por primera vez por el sociólogo francés Pierre Bourdieu: "La violencia simbólica es esa coerción que se instituye por mediación de una adhesión que el dominado no puede evitar otorgar al dominante (y, por lo tanto, a la dominación) cuándo sólo dispone para pensarlo y pensarse o, mejor aún, para pensar su relación con él, de instrumentos de conocimiento que comparte con él y que, al no ser más que la forma incorporada de la estructura de la relación de dominación, hacen que ésta se presente como natural.", Bourdieu, Meditaciones Pascalianas, 1999.

La violencia simbólica está tan integrada como parte de la "normalidad" en una sociedad que es aceptada e incluso defendida por quienes la sufren. Abarca mucho más, pero si lo reducimos al ámbito de la violencia machista podemos nombrar todo tipo de prácticas: refranes machistas, chistes misóginos, canciones infantiles que perpetúan estereotipos en base al sexo, juguetes separados según su tipología en cajas rosas o azules (o incluso dispuestos de forma opuesta en centros comerciales), anuncios que sexualizan a las mujeres incluso en entornos que consideramos seguros, como farmacias. Es imposible enumerar todas las manifestaciones que tiene la violencia simbólica porque está completamente atravesada en nuestra vida y en nuestra cultura. No deja de ser violencia machista, y las niñas, adolescentes y mujeres sus víctimas. Esta forma de violencia nos modela y somete desde antes incluso de tener uso de razón. La razón misma la conformamos en torno a muchos elementos, y uno de ellos es la violencia simbólica.

Violencia institucional

Toda aquella que es ejecutada por el funcionariado del Estado (policías, jueces, asistentes sociales, peritos, etc.) contras las mujeres. Dentro de este tipo de violencia se enmarcan por ejemplo el abuso, el maltrato o la revictimización que sufren las mujeres por parte del sistema judicial cuando acuden, precisamente, en calidad de demandantes para que se les proporcione justicia y reparación. La violencia institucional, como otros tipos de violencia que leeremos aquí, no solo puede estar motivada por el sexo, sino también por la etnia, la clase social, la orientación sexual u otros módulos de opresión o discriminación. Abarca desde la más sutil humillación hasta el feminicidio.

Violencia vicaria

La psicóloga Sonia Vaccaro acuñó este término, si bien es cierto que también se la conoce como violencia por sustitución. "Por sustitución" ya que el maltratador daña aquello que sabe que, a su vez, dañará a su víctima. Es aquí donde encuadraremos la violencia patrimonial, ya que aunque a menudo se ha difundido que solo es aquella que se ejerce con las criaturas, no es así, si bien es la máxima expresión de esta violencia. Pero, como siempre, el iceberg no solo tiene una punta visible, sino toda una base invisible. Los animales de las víctimas, objetos de valor sentimental, su patrimonio, etc. La violencia vicaria es a menudo muy sutil, ya que el victimario opta por formas muy difíciles de demostrar o incluso de entender por la propia víctima. El ejemplo a continuación es real, y es claro una vez se unen las piezas, pero a su víctima le costó años detectarlo: su ex maltratador le entregaba a su hijo tras el fin de semana sin su abrigo, con la ropa rota, etc. con el único objetivo de hacer sufrir a su madre. En este ejemplo actuarían las dos formas de violencia: violencia económica (ya que el maltratador hurtaba aquellas prendas de más valor alegando despiste -o culpando al crío de perderlas- con el propósito de que la madre tuviera que hacer otro desembolso) y además violencia vicaria (desprendía al niño de aquellas prendas que lo protegían para hacer daño emocional a su ex pareja).

En el caso de la violencia vicaria ejercida contra los animales de las mujeres, cabe destacar el servicio Viopet. Aquí puedes escucharlas sobre el trabajo que realizan y cómo ayudarlas.

El próximo sábado tendréis la segunda parte de este abecedario de violencias machistas. Para prevenirlas, defendernos y saber reconocerlas, hay que conocerlas.

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